
Meditación - 2023 abril 11
(Lectura de la Biblia en tres años: 1 Samuel 29, Lucas 22:1–6)
¡NO ESTÁN BORRACHOS!
Éstos no están borrachos, como suponen ustedes. ¡Apenas son las nueve de la mañana! En realidad lo que pasa es lo que anunció el profeta Joel:
Hechos 2:15-16
¡¡¡Fanáticos!!! No es inusual que alguno nos tilden de fanáticos cuando queremos hablar de asuntos espirituales. Desde tiempos apostólicos no ha faltado quien use términos despectivos para tratar de frenar a los discípulos de Jesucristo. En tiempos del imperio romano el nombre «cristiano» (significa: el de Cristo) fue usado en tal sentido.
En Pentecostés, a los cincuenta días de la Pascua en que Cristo fue crucificado, Dios envió el Espíritu Santo. Muchos judíos al ver y escuchar a los discípulos que milagrosamente hablaban en otras lenguas los tildaron de borrachos. No era la primera vez que lo espiritual fue tomado por borrachera. En tiempos de los jueces el Sacerdote Elí tuvo por borracha a Ana cuando ella derramaba su alma delante de Jehová (Ana fue la madre del profeta Samuel). Tal como la Biblia lo enseña «el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.» (1 Corintios 2:14, RV95). Por esto no es sorprendente que los no creyentes piensen que estamos locos o que somos unos tontos cuando queremos consagrar nuestro tiempo, dinero y todo lo mejor de nosotros al servicio de la fe en gratitud al amor de Dios demostrado en la cruz. Como lo dice Pedro: «A ellos les parece extraño que ustedes ya no corran con ellos en ese mismo desbordamiento de inmoralidad, y por eso los insultan. Pero ellos tendrán que rendirle cuentas a aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.» (1 Pedro 4:4-5).
Cuando Pedro oyó que los judíos atribuían a la borrachera la manifestación milagrosa del Espíritu Santo respondió con convicción y firmeza señalando que aquello era el cumplimiento de lo anunciado por el profeta Joel. El discurso de Pedro fue claro y sincero, pero también duro. Pedro no trató de «dorar la píldora». Sus contundentes y duras declaraciones mostraron a sus oyentes que ellos merecían toda la ira de Dios y la condena eterna. En ningún momento los engañó con dar a entender que Dios pasaría por alto el pecado de haber rechazado al Mesías. Dios nos llama a dar a conocer su dura ley sin suavizarla para nada y las terribles consecuencias de transgredirla. Solo cuando sus oyentes mostraron desesperación es que Pedro les anunció la buena nueva salvadora.
Oración:
Señor, nos llamaste a tu servicio y por causa de nuestro viejo Adán fallamos en obedecerte perfectamente. Por los méritos de tu Hijo hemos sido reconciliados y en gratitud queremos servirte bien. Concédenos la capacidad de hacerlo. Amén.
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