
Meditación - 2022 septiembre 7
(Lectura de la Biblia en tres años: Levítico 22:14–33, Marcos 3:7–12)
EL REGALO DEL PADRE ES ESPECIAL
“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”
(Juan 3:16-17)
Dios ama a todas las personas de nuestro mundo y este amor lo llevó a darle a la humanidad un regalo especial: “su Hijo unigénito”. No existe nadie más como Jesús, porque él tiene dos naturalezas: la divina y la humana. ¿Cómo lo sabemos? La Biblia nos lo explica de esta forma: “Porque al Padre agradó que en él habitara toda la plenitud…porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad” (Colosenses 1:19 y 2:9). Jesús hizo milagros para probar su divinidad. El apóstol Juan escribió: “Y el Verbo [Jesús] se hizo carne y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad; y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre” (Juan 1:14).
A la vez, Jesús es verdadero hombre y como el Dios-hombre pudo ser nuestro Salvador. Tenía que ser hombre para poder tomar nuestro lugar. Dios Padre envió a su “unigénito Hijo” a llevar la vida perfecta en nuestro lugar. La muerte de Jesús pagó todo el precio de nuestros pecados. Nadie más podía ser ambos: verdadero Dios y verdadero hombre. Solo Jesús.
El regalo que Dios nos hizo en Jesús es especial. Por medio de su Hijo unigénito, Dios cumplió la promesa de salvar al mundo, como dice la Biblia: “Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”.
Es cierto que Dios tenía todo el derecho de enviar a la humanidad pecadora al infierno, pero “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4). Por lo tanto, Él envió a Jesús como nuestro Salvador.
Jesús es el único Salvador que necesitamos. Por eso, con el corazón alegre, podemos decir junto con el apóstol Pablo: “Gracias a Dios por su don inefable” (2 Corintios 9:15).
Oración:
Padre de amor, por mis muchos pecados yo debía estar perdido y condenado al infierno. Te alabo, porque por el regalo especial de tu Hijo, mi Salvador, tú me salvaste. Amén.
Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.
Más Contenido

Meditación - 2019 julio 18
Ver Recursos
Servicio - 13 enero 2019
Ver Recursos
Meditación - 2020 enero 30
Ver Recursos
Meditación - 2020 enero 01
Ver Recursos