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Meditación - 2022 septiembre 4

(Lectura de la Biblia en tres años: Levítico 20, Marcos 2:13–22)

EN EL BAUTISMO NACEMOS DE NUEVO POR EL ESPÍRITU SANTO

Nicodemo le preguntó: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?” Respondió Jesús: “De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es”

(Juan 3:4-6)

Algunas veces no entendemos lo que nos dicen y entonces pedimos que nos expliquen de nuevo para poder entender. Nicodemo no entendió las palabras de Jesús acerca de nacer de nuevo para llegar a ser parte de la familia de Dios. Él estaba seguro de que Jesús no podía hablar de un segundo nacimiento físico y por eso le preguntaba cómo se puede nacer de nuevo para ser salvo.

Jesús dice que el nacer de nuevo viene por medio “de agua y del Espíritu”, o sea, el bautismo por medio de lo cual el Espíritu Santo hace posible todo esto. Las palabras del Salvador ponen en claro que el bautismo es el camino para llevar a las personas al reino de Dios, porque por medio del bautismo nuestros pecados son perdonados. San Pedro nos asegura de esto cuando escribió: “El bautismo…ahora nos salva” (1 Pedro 3:21).

Es necesario nacer de nuevo por el Espíritu Santo en el bautismo, porque al nacer estábamos espiritualmente muertos debido al pecado original. Nacimos pecadores igual que nuestros padres, y los padres de ellos. Jesús explica esto al decir: “Lo que nace de la carne, carne es”. Al mencionar la carne, Jesús no quiso decir nuestro cuerpo sino la naturaleza pecadora. Los niños nacidos de padres pecadores también son pecadores. El escritor de los Salmos habla de todos los seres humanos: “En maldad he sido formado y en pecado me concibió mi madre” (Salmo 51:5). Esta condición pecadora es suficiente para evitar que alguien entre en el reino de Dios y enviarnos al infierno. Por esta razón Jesús nos hace nacer de nuevo.

Éramos pecadores perdidos, pero en el bautismo, “lo que nace del Espíritu, espíritu [es]”. Dios el Espíritu Santo nos lleva a la vida espiritual por medio de agua y la Palabra y, en vez de nuestra antigua naturaleza pecadora, nos da la nueva naturaleza cristiana. Esta naturaleza es “creada según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:24). Nos ha convertido en un pueblo espiritual por medio del poder del Espíritu Santo, que obra a través de este sacramento. Ahora estamos cubiertos de la justicia de Cristo, y somos bendecidos con el don de la salvación por medio de la fe.

Oración:

Padre, Hijo, y Espíritu Santo, te damos todo: honor, gracia, y alabanza, porque nos has salvado por medio de tu gracia. Que siempre recordemos que nuestros pecados fueron perdonados por medio de nuestro bautismo. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


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