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Meditación - 2022 septiembre 3

(Lectura de la Biblia en tres años: Levítico 19:16–37, Marcos 2:6–12)

SOMOS NACIDOS DE NUEVO POR EL ESPIRITU SANTO

Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, dignatario de los judíos. Este vino a Jesús de noche y le dijo: "Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él”. Le respondió Jesús: “De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios”

(Juan 3:1-3)

Nicodemo era fariseo, es decir, un hombre muy religioso que sabía mucho del Antiguo Testamento. Por eso procuraba llevar su vida según la ley de Dios y procuraba cumplir con todas las reglas de la religión. Creía que con su aparente buena vida ganaría el favor de Dios, y así equivocadamente esperaba ganar la vida eterna en el cielo. Sin embargo, sentía que a su vida espiritual le faltaba algo. Sabía que todo el conocimiento de la ley y que las aparentes buenas obras no eran suficientes para salvarlo y, aunque trató todo lo posible haciendo lo que era correcto, sabía que esto no era posible ni suficiente. Por eso vino a visitar a Jesús para indagar.

Jesús le dijo: “De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios”. ¿Qué significa “nacer de nuevo”? Si quieren ser miembros del reino de Dios e ir al cielo, deben ser engendrados espiritualmente por el Espíritu Santo. El nacimiento físico nos trajo a este mundo y nos hizo miembros de nuestra familia aquí en la tierra. Pero es necesario ser espiritualmente nacidos de nuevo para que seamos hechos miembros de la familia de Dios. Por eso Jesús lo dijo muy claro: “Os es necesario nacer de nuevo”.

¿Cómo se hace eso? El nacimiento espiritual no es nada que podamos hacer nosotros mismos. Por ejemplo, nosotros no llevamos a cabo nuestro nacimiento físico ni tampoco podemos decir que lo hicimos. Del mismo modo, no podemos hacernos nacer de nuevo. El segundo nacimiento es algo que es hecho a nosotros, o sea, no podemos entrar al reino de Dios por medio de nuestros propios esfuerzos. Solo Dios puede darnos el segundo nacimiento por medio del poder de su Palabra.

Ahora no tenemos que esperar toda la vida para nacer de nuevo. Fíjese en lo que Jesús nos enseña en su Palabra: nos dice que hemos pecado, sí. Pero a la vez dice que veamos su cruz y su resurrección de entre los muertos. El Espíritu Santo hace que creamos en él, por su poder en la Palabra, y así recibimos el perdón de los pecados. De esta forma hay un cambio grande en nuestra vida y Dios nos convierte en nuevas personas. Por medio de Jesús tenemos el corazón limpio y estamos libres de la muerte eterna y a la vez libres para servir a Dios. Somos miembros del reino de gracia de Dios, al recibir el amor de Dios que no merecemos. Esto es a lo que Jesús llama “nacer de nuevo” por medio del Espíritu Santo.

Oración:

Espíritu Santo, gracias por hacerme nacer nuevamente como hijo de Dios. Gracias por darme la vida espiritual para que yo pueda ir al cielo. Por favor, sigue conservándome en esta fe salvadora hasta el fin de mi vida. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


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