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Meditación - 2022 septiembre 25

(Lectura de la Biblia en tres años: Números 4:1–23, Marcos 6:20–29)

LLEGA AYUDA A SAMARIA

Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, una vez llegados, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, pues aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo

(Hechos 8:14-17)

¿Alguna vez ha necesitado ayuda cuando ha tenido problemas? ¿Recuerda qué contento se sintió cuando alguien fue a ayudarlo? Felipe, el obrero de la iglesia, en el país de Samaria que estaba cerca de Jerusalén, debió haberse sentido aliviado y contento cuando Pedro y Juan llegaron para ayudarlo. Ellos eran discípulos de Jesús y llegaron para ver el éxito de la obra evangélica en Samaria, y para mostrar que ellos pertenecían a la misma fe de los creyentes de allá. Probablemente también ayudaron a Felipe a aumentar el conocimiento cristiano de los nuevos creyentes. Por fin, ¡llegó ayuda a Samaria!

Mucho tiempo antes de que Pedro y Juan llegaran, había llegado la ayuda más grande, o sea, el Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad. Fue el Espíritu Santo quien había obrado a través de la prédica de las buenas nuevas, para guiar a los samaritanos a la fe. También fue el Espíritu Santo quien dio a estos nuevos creyentes el poder que necesitaban para compartir el mensaje de Jesús con otros. Sin la ayuda del Espíritu Santo, nada de este trabajo se habría llevado a cabo.

Hoy esto también es verdad en la obra misionera. El éxito de nuestros esfuerzos misioneros no depende del número de pastores o misioneros que tengamos ni tampoco depende de lo bien que estos hombres prediquen, ni de los métodos que usan. Nuestro éxito es totalmente la obra del Espíritu Santo, porque “nuestra ayuda proviene de nuestro Señor que hizo el cielo y la tierra”, como dice el salmista.

Más tarde en el Nuevo Testamento, en el domingo de Pentecostés, el Señor envió al Espíritu Santo para que ayudara a la iglesia a llevar a cabo la obra dada por Jesús de hacer discípulos de todas las naciones. Nosotros, como Felipe, somos bienaventurados de poder ver a las personas que se bautizan y que crecen en la fe por causa del Espíritu Santo. También es el Espíritu Santo quien nos anima y nos fortalece, mientras seguimos en el camino que lleva a la vida eterna, y quien nos ayuda a guiar a otros por el mismo camino.

Hoy en día podemos decir: ¡Ha llegado ayuda! El Espíritu Santo llegó a nuestro corazón para darnos la fe en Jesús y en lo que él ha hecho por nosotros. Jesús sufrió, murió, y resucitó de la muerte, para regalarnos el perdón de los pecados y la vida eterna. ¡Qué alegría y qué alivio, es tener la ayuda del Espíritu Santo en nuestra vida!

Oración:

Señor, gracias por la oportunidad que nos das de compartir el evangelio con otras personas de este mundo. Sigue enviándonos al Espíritu Santo para que él siga ayudándonos a difundir tu palabra. La presencia del Espíritu Santo siempre será de alegría y de ánimo para nosotros. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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