
Meditación - 2022 septiembre 15
(Lectura de la Biblia en tres años: Levítico 26:14–46, Marcos 4:33–41)
JESÚS ES EL SEÑOR
Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba [Juan] dijo a Pedro: “¡Es el Señor!” Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella) y se tiró al mar
(Juan 21:7)
Algunas personas han hecho grandes descubrimientos; por ejemplo: la cura para enfermedades mortales, la radio, y la televisión. Pero el mejor descubrimiento que cualquiera pueda hacer es este: Jesús es el Señor.
Juan, Pedro, y los otros discípulos, supieron que Jesús es el Señor cuando Jesús se reunió con ellos a la orilla del mar. Inmediatamente después de haber recogido una red llena de peces, Juan gritó, “¡Es el Señor!” Ellos sabían que Jesús y solamente Jesús podía hacer un milagro así.
Los discípulos ya sabían por algún tiempo que Jesús era el Señor. Antes de este acontecimiento Pedro le había dicho a Jesús: “Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68). En otra ocasión el discípulo Tomás dijo a Jesús: “¡Señor mío y Dios mío!” (Juan 20:28). Jesús les había demostrado que él era su Maestro y su Rey a través de los milagros y la predicación de la palabra.
Pero ahora los discípulos estaban seguros más que nunca de que Jesús era su Señor. La pesca milagrosa les había hecho recordar la primera vez que Jesús les había dado muchos peces por medio de otro milagro (Lucas 5:4-11). Entonces habían quedado maravillados, y ahora otra vez, porque sabían, verdaderamente sabían, que Jesús era el Dios y Señor de su vida.
Lo mismo sucede hoy día para con nosotros. Nos alegra saber que Jesús es el Señor del cielo y de la tierra. Él vino a librarnos de nuestros pecados y nos protege de nuestros enemigos. También, reconocemos con humildad que somos pecadores y que no somos lo suficientemente buenos para salvarnos por nosotros mismos. El único que nos puede salvar es Jesús y, después de conocer a Jesús como nuestro Salvador, debemos dar testimonio acerca de él a otras personas, como lo hizo Juan. Finalmente, igual que a Pedro, queremos acercarnos más a nuestro Señor al adorarlo y estudiar su Palabra.
El descubrimiento más grande de nuestra vida es conocer a Jesús como el Señor. Los milagros de Jesús, como el que hizo al proveerles muchos peces a Pedro y a Juan, nos aseguran que Jesús es verdadero Dios. Jesús es el Señor y es nuestro Señor.
Oración:
Amado Señor, venimos delante de ti con humildad y alegría. Por un lado estamos seguros que tú eres el Dios verdadero y te confesamos como nuestro Maestro misericordioso y poderoso. Sigue dándoles a otros y a nosotros muchas bendiciones, porque tú eres el Señor de todas las cosas. Amén.
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