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Meditación - 2022 septiembre 14

(Lectura de la Biblia en tres años: Levítico 26:1–13, Marcos 4:26–32)

JESÚS NOS ENVÍA A HABLAR ACERCA DE LA PAZ

Entonces Jesús les dijo otra vez: “¡Paz a vosotros! Como me envió el Padre, así también yo os envío”

(Juan 20:21)

“¡Paz a vosotros!” Qué consuelo fueron estas palabras para los discípulos de Jesús, después del Viernes Santo cuando dejaron a su Señor sufriendo solo en la cruz. En la noche del Domingo de Pascua, estaban reunidos en secreto tras puertas cerradas porque tenían miedo. Las mujeres les informaron a los discípulos que habían visto a Jesús y que estaba vivo, pero ellos no lo creyeron. Los discípulos estaban confusos y dudaban de lo que había sucedido. Por esto, no tenían paz en la mente ni en el corazón. En ese momento, ¡Jesús se les apareció de una manera maravillosa y les enseñó las heridas de sus manos, pies, y costado! Les dijo que había ganado la victoria sobre la muerte por medio de la resurrección. En verdad, Jesús nos trae la paz.

Pero la paz de Jesús no es solamente un saludo cordial de parte de su vecino. Es la paz de Dios que es mucho más grande de lo que cualquier ser humano pueda entender. Es Dios quien nos dice que ya no está furioso con nosotros porque la guerra ha terminado. Al derramar su sangre en la cruz, Jesús aplacó la ira de Dios contra nosotros. El mensaje de paz llegó a los discípulos durante esta reunión, y es el mejor regalo de parte de Jesús a sus discípulos y a nosotros.

Por medio de la muerte y resurrección de Jesús, ¡ha desaparecido el temor! Nuestra conciencia ya no puede acusarnos de que somos culpables, porque quienquiera que tenga el regalo de la paz de Dios en Cristo es muy feliz. La verdad es que todo está bien entre Dios y el hombre. Este mensaje de paz dura por siempre. Nuestros sentimientos pueden cambiar cuando nos olvidamos de Dios, pero la palabra y las promesas de Dios nunca cambian. “¡Paz a vosotros!” son palabras que perdurarán para siempre.

Dios envió a su Hijo para que lograra la paz entre la humanidad y Él. La misión de Jesús era redimirnos del poder del mundo, del pecado, y de Satanás. Jesús cumplió ese mandato de Dios. La resurrección de Jesús de entre los muertos en la mañana del día Domingo de Pascua, nos hace ver cerradas las puertas del infierno y abiertas las puertas del cielo.

Con el mismo mensaje de paz ahora Jesús nos envía al mundo a las personas perturbadas. La misión de la iglesia es llevarles las buenas nuevas a todas las personas. La alegría de los discípulos en el tiempo de Jesús ahora es nuestra. Hoy en día nosotros somos los embajadores de la “paz” de Jesucristo a la humanidad.

Sin embargo, ¿Con cuánta frecuencia nos escondemos tras las puertas cerradas del temor? Quizá pensamos: “Tal vez no les gusto a algunas personas si les digo que Jesús es el único Salvador. Puede ser que se rían de mí si les digo que Jesús ha hecho la paz entre Dios y la humanidad”. ¡Que Jesús nos quite estos temores! Él es el que se pone frente a usted todos los días y nos dice con amor: “¡Paz a vosotros! El Padre me ha enviado y yo ahora lo envío a usted.”

Oración:

Amado Jesús, que por siempre tu paz eterna viva en nosotros. Sigue otorgándonos la fuerza plena del Espíritu para poder seguir diciéndoles a otros que ellos también pueden estar en paz con Dios. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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