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Meditación - 2022 septiembre 1

(Lectura de la Biblia en tres años: Levítico 18, Marcos 1:35–45)

ALGUNAS PREGUNTAS Y UNA PALABRA DE CONSUELO

Jesús le preguntó: “¿No son diez los que han quedado limpios? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviera y diera gloria a Dios sino este extranjero?" Y le dijo: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado”

(Lucas 17:17-19)

Nueve de los diez hombres leprosos que habían sido sanados por Jesús no regresaron a darle las gracias. ¿Puede usted creer tanta ingratitud? Los diez debían haber regresado para agradecerle a Jesús. Y, ¿nosotros? ¿Hubiéramos regresado como el extranjero de Samaria para agradecerle a Jesús? Ponga usted un espejo frente a su cara y mírese muy bien. ¿Cuán agradecido ha sido siempre? ¿Ha aprovechado usted toda oportunidad que ha tenido para agradecerle a Dios por la vida eterna que tiene por medio de lo que hizo Jesús? ¿Lleva usted todos los días la vida de agradecimiento?, o ¿Solamente le ha agradecido usted a medias a Dios? ¿Agradece usted la misericordia que Jesús le ha mostrado?

Preguntas como estas nos demuestran la triste verdad que nuestro agradecimiento está muy lejos de lo que debiera ser. Debemos confesar que nuestra gratitud a Dios es deficiente y eso nos muestra un profundo problema espiritual. Cuando no somos agradecidos comenzamos a creer que no tenemos mucho por qué agradecerle a Dios. Además de esto, Satanás quiere que nos olvidemos de lo que hizo Jesús por nosotros, y trata de decirnos que el pecado no es malo y que el infierno no es un lugar real. Si Satanás tiene éxito, entonces no veremos la necesidad del Salvador y así la obra de Jesús se vuelve innecesaria.

¿Agradece usted a Dios por lo que ha hecho por usted? Si es así, entonces vaya a la cruz de Jesús y verá que él cargó con todo el peso del castigo por todos sus pecados. Allí lo oye sufrir el infierno por usted, mientras grita: "Dios Mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46). Obsérvalo allí mientras él entrega su propia vida para que usted no muera eternamente.

¡Gracias a Dios por Jesús! ¡Gracias a Dios que la historia no terminó en la cruz! ¡Gracias a Dios que Jesús resucitó de entre los muertos, anunciando su victoria sobre Satanás y sobre el infierno! ¡Gracias a Dios que su Salvador resucitado ahora le dice: “Levántate, vete; tu fe te ha salvado”!

Por medio de la palabra de Dios y de los sacramentos, hemos llegado a conocer a Jesús como nuestro Salvador misericordioso. El Espíritu Santo ha plantado la fe en nuestros corazones y, por medio de ella, recibimos las bendiciones ganadas para nosotros en la cruz de Jesús. Ahora podemos gritarle al mundo: “Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia” (Salmo 118:1).

Oración:

Amado Señor, sigue ayudándome a llevar la vida de servicio agradecido a ti. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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