(Lectura de la Biblia en tres años: Números 8, Marcos 7:31–37)

UN MENSAJE PARA TODOS LOS TIEMPOS

Él entonces pidió una luz, se precipitó adentro y, temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas. Los sacó y les dijo: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” Ellos dijeron: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa”

(Hechos 16:29-31)

Un terremoto despertó al carcelero de Filipos. Estaba lleno de temor porque las puertas de la cárcel estaban abiertas y pensaba que muchos prisioneros habían escapado. Él sabía que si un prisionero se lograba escapar, sería castiga con la muerte. Por eso el carcelero sacó su espada y estaba al punto de suicidarse. En ese mismo momento, el apóstol Pablo gritó desde la parte más profunda de la cárcel: “Todos estamos aquí”.

El carcelero pidió una lámpara para examinar la celda y vio que todos los prisioneros todavía estaban allí. Sin embargo, el carcelero estaba muy preocupado por su conciencia que lo atormentaba. Estaba buscando el significado del terremoto y al fijarse en la mirada del apóstol Pablo y Silas, el compañero de Pablo, les hizo la pregunta más importante que puede hacer una persona: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” Pablo no le explicó: “Haz esto”, sino dijo: “Cree”. Esta verdad nunca cambia. Confía en el Señor Jesús. Confía en lo que dijo Jesús desde la cruz: “Consumado es”, cuando hablaba acerca de tu salvación y de la salvación de todas las personas de todo tiempo.

El carcelero y su familia oyeron este mensaje en el momento correcto cuando más lo necesitaban. El Señor puso a Pablo y a Silas en la cárcel, por la sencilla razón de dar testimonio al carcelero y a su familia. Lo que les sucedió a ellos nos recuerda que Dios siempre está al control de nuestra vida. Pone a las personas en el lugar apropiado para compartir el mensaje de las buenas nuevas acerca de Jesús y, por medio de los miembros de la iglesia cristiana, Dios hace conocer el mensaje: “Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8,9).

Oración:

Amado Jesús, sigue en el lugar apropiado en el momento correcto para poder contarles a otros acerca de tu amor a través de Jesucristo. Amén.

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