(Lectura de la Biblia en tres años: Números 20:1–21, Marcos 10:32–34)

EL EVANGELIO PRODUCE FE

Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues hemos oído de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos. De esta esperanza ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio

(Colosenses 1:4-5)

Con frecuencia oímos hablar acerca de los “frutos de la fe”, o sea, “las buenas obras de una persona que tenga la fe”. Por ejemplo, el cristiano querrá: adorar a Dios, estudiar la palabra de Dios, y llevar la vida digna del llamamiento que Dios nos dio. La fe en Jesús hace que EL cristiano quiera hacer estas cosas de su propia voluntad.

Uno de estos frutos del evangelio es la fe en Jesucristo. Pero esa fe no LA podamos producir nosotros mismos, como dice Pablo: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). La figura de un árbol que crece y produce fruto, es algo que leemos con frecuencia en la Biblia. Esta analogía nos habla acerca de los resultados naturales que salen del corazón del creyente, que Dios nos da a través de su palabra. En Isaías el capítulo once, Dios dice que su palabra es como la lluvia que baja del cielo y hace que las plantas crezcan para producir frutos. De esta forma Dios hace que su palabra haga lo que él desea para que tenga el efecto correcto.

¿Cuál es la voluntad de Dios? Dios quiere usar la ley en la Biblia para mostrarnos nuestro pecado y lo que hay de malo en nuestra vida. Luego Dios quiere que abandonemos el pecado. Aquí entra el evangelio, o sea, las buenas nuevas de Jesús, para que creamos en Jesús como nuestro Salvador. Este evangelio nos muestra el amor de Dios por el mundo pecaminoso, por medio de Cristo y Dios quiere que creamos en él como nuestro Salvador. El evangelio no solo nos ofrece a los pecadores la esperanza segura del perdón y de la vida eterna en el cielo, también nos da el poder para resistir las tentaciones: del diablo, del mundo, y de nuestra carne pecaminosa. Como lo dice el escritor de Hebreos: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera” (Hebreos 11:1). Dondequiera que se enseñe el evangelio de Jesucristo, habrá creyentes que confiesen sus pecados y confíen en la promesa de Dios para el perdón. Y allí también habrá buenas obras y frutos de la fe.

Oración:

Señor, sigue bendiciendo tu evangelio y haciendo que él siga produciendo la fe en mí y en muchas otras personas. Amén.

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