
Meditación - 2022 octubre 2
(Lectura de la Biblia en tres años: Números 7:46–69, Marcos 7:15–23)
NOS SENTIMOS CONTENTOS CUANDO DECIMOS LA VERDAD
Nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios nos ha cumplido a nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: "Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy". Y en cuanto a que lo levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: "Os daré las misericordias fieles de David". Por eso dice también en otro salmo: "No permitirás que tu santo vea corrupción"
(Hechos 13:32-35)
En un himno cristiano cantamos: "¡Yo sé que mi Redentor vive!" Qué consuelo y alegría les da esta oración a los cristianos. Decimos abiertamente la verdad de que Jesús está vivo, y porque él vive, nosotros también viviremos. Pero, ¿Cómo sabemos que esto es verdad? Porque la palabra de Dios nos dice que es verdad. Nos alegra compartir con las personas de este mundo el mensaje salvador acerca de la resurrección de Jesús.
Pero, ¿Escucharán las personas de este mundo lo que les decimos? ¿Es todavía hoy bueno para nosotros, este mensaje que ya tiene dos mil años? El apóstol Pablo quien escribió las palabras del texto arriba, puede haberse preguntado acerca de las palabras que citó del rey David en el Salmo 16. ¿Creería la gente el mensaje de Pablo? Estas palabras eran parte de los servicios de los judíos en el templo. ¿Creería la gente que Jesús cumplió estas palabras con su resurrección?
Si estos pensamientos de duda entraron en la mente de Pablo, uno no lo podría saber por lo que escribió. Pablo salió de la isla de Chipre del mar Mediterráneo y ahora escribía una carta a la gente de la ciudad de Antioquía en lo que hoy día es el país de Turquía. A estas personas de Antioquía les explicó las buenas nuevas acerca de Jesús. ¿Cómo se lo dijo? Primero, les enseñó las profecías del Antiguo Testamento, y después, les mostró la manera en que Jesús cumplió cada una de ellas con su vida, muerte, y resurrección. Además, el apóstol Pablo citó: los salmos 2 y 16, y el capítulo 56 de Isaías, para comprobar que la resurrección de Jesús de entre los muertos era parte del plan de Dios para salvar a toda la humanidad. Pablo dijo sencillamente la verdad y después de eso, el Espíritu Santo llevó a cabo su obra.
El evangelio, o la buena nueva, es tan antiguo como lo que sucedió en el huerto del Edén al principio del mundo. En este jardín Dios prometió que vendría el Salvador al mundo. Para nosotros esta promesa se cumplió con el nacimiento de Jesús, su vida, muerte, resurrección, y su ascensión al cielo hace dos mil años. Sin embargo, hoy este mensaje es válido e importante para nosotros porque es un mensaje lleno de poder. Seguirá siendo válido para la gente de este mundo porque todos somos pecadores. Todavía hay alegría en nuestro corazón cuando hablamos acerca de la verdad del perdón de los pecados y de la vida eterna en el cielo, debido a lo que hizo Jesús. Entonces, nos sentimos gustosos al compartir el mensaje acerca de Jesús, igual que el apóstol Pablo. Cuando les hablamos a otros acerca de Jesús, el Espíritu Santo obra la fe salvadora en el corazón de las personas.
Oración:
Amado Señor, ayúdame a seguir anunciando valientemente las buenas nuevas acerca de Jesús para que el Espíritu Santo siga llevando a cabo su obra a través del mismo mensaje. Amén.
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