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Meditación - 2022 octubre 19

(Lectura de la Biblia en tres años: Números 18, Marcos 10:17–24)

LA IGLESIA AYUDA A LOS QUE PECAMOS

Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado

(Gálatas 6:1)

En Efesios 4:1, Dios nos dice que sigamos llevando una vida santificada y dedicada a él y su gloria. Nuestra esperanza es que el pueblo de Dios sea guiado según los Diez Mandamientos y que viva como los creyentes procuran hacerlo. La triste realidad, sin embargo, es que algunas veces los cristianos, quienes también tenemos la naturaleza pecadora, caemos en pecado y no vivimos como queremos. Estos pecados nos hacen enojar y nos lastiman. Por ejemplo, el rey David tenía una fe fuerte en el Dios verdadero y fue bendecido por él. ¿Quién hubiera pensado que él caería en los pecados de adulterio con Betsabé y el asesinato de Urías, marido de ella?

Ahora, ¿Cómo debe actuar la iglesia cuando un hermano cae en el pecado? En primer lugar, hay que tener cuidado de no cometer un pecado al ayudar a esa persona. Puede ser que nos sintamos enojados o lastimados por sus ofensas, pero esos sentimientos no pueden resolver la situación. Pero ¿Cómo debemos reaccionar cuando el hermano sigue con el mismo pecado una y otra vez? San Pablo nos ofrece algunas claves para ayudarnos en estos casos.

Como hermanos cristianos, el enojo no debe dictarnos en lo que debemos hacer si queremos ayudar a otras personas a seguir la voluntad de Dios. Dios no recibe la gloria cuando le hablamos con dureza a un hermano después de ceder a la tentación como si nosotros jamás fuéramos capaces de cometer el mismo pecado. La meta tampoco debe ser lastimar a los que nos han ofendido.

Para ayudar a los pecadores que han caído en la tentación, necesitamos aplicar de una manera correcta la ley y el evangelio. La ley de Dios sirve para mostrar que están equivocados y es importante que vean que lo peor de su pecado es la ofensa contra el Dios verdadero. Debido a esta falla, merecen el castigo eterno en el infierno. Una vez que vean cuán malo es su pecado, deben oír el dulce mensaje del evangelio que comunica el perdón gratuito por medio de Cristo Jesús: “Alégrense, sus pecados les son perdonados porque Jesús los ha borrado de una vez para siempre”.

Cada creyente y cada miembro de la iglesia es un pecador que todavía tiene la naturaleza pecaminosa dentro de él. Entonces no debe ser una sorpresa que nuestros hermanos muestren su debilidad al caer en el pecado. Cuando esto sucede, tenemos la maravillosa oportunidad y responsabilidad de restaurarlos con la ayuda de Dios y de su palabra. Nuestro primer deseo es su bienestar espiritual porque no queremos que acaben sus días en el infierno como los incrédulos.

Podemos tener la seguridad de que el apóstol Pablo siguió su propio consejo. Al viajar de ciudad en ciudad y de iglesia a iglesia, encontró muchos creyentes débiles que habían pecado. El apóstol Pablo usó la ley para mostrarles sus pecados y usó el evangelio para mostrarles a su Salvador, y así cambiar su vida espiritual. ¡Qué nosotros sigamos su ejemplo!

Oración:

Amado Salvador, sigue ayudándonos a usar la ley y el evangelio de una manera firme, pero amable y con cuidado, con los que han pecado contra ti. Haz que siempre sea posible que sigamos hablando motivados por tu amor. Haz que sigamos siendo humildes para que también podamos restaurar a otros que estén en necesidad espiritual así como tú nos has restaurado. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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