Skip to content

Meditación - 2022 mayo 8

(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 28:10–22, Mateo 9:27–34)

 

Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron.

1 Pedro 3:18-20

Cristo fue "muerto en la carne." En cuanto a su carne, su naturaleza humana, su vida en esta tierra, fue muerto. "Pero vivificado en espíritu." En cuanto a su espíritu, su naturaleza divina, su vida tal como fue controlada por este espíritu, fue vivificado. Así es que el hombre Jesús, que fue muerto, al tercer día fue vivificado, de modo que ahora existe en la divina gloria. En esta gloria divina el Hombre, Cristo Jesús, fue y predicó a los espíritus encarcelados que en otro tiempo habían sido desobedientes. Esta cárcel es el infierno. Allí están los espíritus de los incrédulos, los desobedientes. A ellos Cristo, en su divina gloria, les proclamó su victoria. También los demonios oyeron esta proclamación. "Despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz." (Col. 2:15).

El descenso de Cristo al infierno fue una procesión triunfal, su predicación en el infierno fue un grito de victoria. El infierno tenía que saber que él había conquistado, y que ellos habían perdido. Esta fue la primera acción del Cristo exaltado. Si hay espíritus en el infierno a quienes Jesús había proclamado su victoria, también hay espíritus en el cielo que fueron informados de su victoria. Los primeros lloraron, los últimos se regocijaron.

¡Qué nosotros aquí en la tierra nos regocijemos en la victoria, en la exaltación de nuestro Salvador, para que podamos pertenecer a los " espíritus de los justos hechos perfectos", (Heb. 12:23), uniéndonos con ellos en sus cánticos de alabanza cuando se haya terminado nuestra peregrinación terrenal.

Oración:

Señor Jesús, Salvador exaltado, que declaras tu victoria a los vivos y a los muertos, permite que nosotros que vivimos en este tiempo de gracia recibamos tu testimonio con verdadera fe, de modo que cuando venga nuestra última hora podamos partir de esta vida, no a la inquietud tormentosa, sino al júbilo y la paz. Escúchame, oh bendito Salvador, que estabas muerto, y que ahora vives por toda la eternidad. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

Más Contenido

Meditación - 2019 julio 18

Ver Recursos

Servicio - 13 enero 2019

Ver Recursos

Meditación - 2020 enero 30

Ver Recursos

Meditación - 2020 enero 01

Ver Recursos