
Meditación - 2022 mayo 29
(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 41:37–57, Mateo 13:24–30)
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado.
Efesios 1:3-6
Sabemos por seguro que Dios en su gran misericordia, con gran seriedad, con gran poder, por medio del evangelio y de su Espíritu Santo busca convertir y salvar a aquel que oye el evangelio. Así, sabemos con seguridad que es exclusivamente la culpa del hombre mismo si no se convierte y se salva. Y con igual certidumbre sabemos que cuando un hombre se convierte y se salva, esto se debe exclusivamente a la gracia y a la obra de Dios, sin ningún mérito o participación de parte del hombre. "Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya creados en Cristo Jesús para buenas obras las cuales nos preparó de antemano para que anduviésemos en ellas." (Efesios 2:8-10).
Del texto al principio de nuestra lección aprendemos que nosotros los cristianos, a quienes Dios ha hecho, en este tiempo presente por medio del evangelio, por medio de la gracia, sus hijos creyentes y a quienes llevara a la salvación, hemos sido escogidos y predestinados por Dios desde la eternidad a tal adopción de hijos, y que eso fue solamente por la gracia, por los méritos de Cristo, según el puro afecto de su voluntad. Sí cuando un pecador se convierte y se salva, se debe exclusivamente a la gracia y a la obra de Dios y no a ningún mérito o participación de ninguna clase de parte del hombre. Lo que Dios en este tiempo presente obra y efectúa en nosotros solamente por la gracia, eso ha determinado hacerlo desde la eternidad, movido solamente por su gracia. ¡Qué seguros podemos y debemos estar de nuestra salvación! Dios nos ha escogido y predestinado a ella desde la eternidad.
Ya que ahora experimentas la obra misericordiosa de Dios en ti, querido cristiano, también debes estar confiado en que desde la eternidad Dios te ha escogido y predestinado a la salvación.
Oración:
Señor mi Dios, todo es por tu gracia. Por tu gracia me has atraído a ti y me has hecho tu hijo. Por tu gracia, conforme a tu promesa, me guardarás en la fe y me darás la felicidad eterna. Por tu gracia, desde la eternidad me has escogido y predestinado inalterablemente a mí, un pobre pecador, para la adopción de hijo y para la salvación. Completa tu obra de misericordia en mí, oh Señor, y guárdame en la verdadera fe, y permite que yo herede la vida eterna por los méritos de Jesucristo. Amén.
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