
Meditación - 2022 mayo 1
(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 24:44–67, Mateo 8:14–17)
Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis.
Deuteronomio 18:15
El oficio de nuestro Señor Jesucristo es el de redimir y salvarnos. Con este fin fue enviado al mundo por el Padre. Fue instalado en este oficio por el Padre. Por esta razón se le llama el Ungido, el Mesías, el Cristo. Como tal, él es en primer lugar nuestro PROFETA, nuestro predicador. Él es el gran profeta, de cuya venida profetizó Moisés al pueblo de Israel en las palabras de la Biblia que hemos citado arriba. Él es el único Profeta que nos revela, nos proclama y nos predica el consejo y la voluntad de Dios acerca de nuestra redención y salvación. No hay ningún otro profeta que pueda hacer esto. "A Dios nadie lo vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer." (Juan 1: 18). De él dice el Padre: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd." (S. Mat. 17:5).
Y ¿cómo cumple los deberes de su oficio profético? Mientras moraba en la tierra, dio testimonio de sí mismo de palabra y obra, es decir, con grandes señales y maravillas, de que él es el Hijo de Dios y el Salvador y Redentor del mundo. Luego ordenó a sus discípulos y apóstoles que predicaran su palabra y por inspiración del Espíritu Santo que la escribieran. Y lo que ha sido escrito, su palabra, debe ser proclamado en la tierra hasta el fin del mundo. Y a sus siervos que proclaman su palabra él les dice: "El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió." (S. Lucas 10: 16). Así, en todo tiempo, él, solamente él, es el Profeta, el Predicador. Ya en el Antiguo Testamento, él fue el Profeta, el mismo que es el Hijo de Dios y que se haría hombre. Los profetas que hablaron de la gracia venidera lo hicieron por "el Espíritu de Cristo que andaba en ellos." (I Pedro 1:11).
Mi querido cristiano, Jesucristo es tu único Profeta o Predicador. No hagas caso a nadie más... Oye solamente su palabra, y nada más.
Oración:
Señor Jesús, ayúdame a mí, pobre pecador, para que no escuche a nadie más, no importa quien sea o de donde venga, en todo lo que pertenece a mi salvación, sino solamente a ti. Tú eres el único Profeta que ha venido del cielo. Tu palabra es la verdad infalible. Permite que me adhiera a esta palabra, que confíe en ella, que dependa de ella en la vida y en la muerte. Amén.
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