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Meditación - 2022 marzo 9

09 de marzo de 2022

(Lectura de la Biblia en tres años: Miqueas 6, Apocalipsis 14:6–13)

No cometerás adulterio.

Éxodo 20:14

 

Este es el sexto mandamiento de Dios. El matrimonio es instituido por Dios. Por eso no debemos profanarlo ni cometer adulterio. Ni por fornicación, ni por abandono voluntario, ni por un divorcio obtenido en las cortes civiles debemos disolver los lazos del santo matrimonio. Solamente cuando una de las personas ha cortado los lazos matrimoniales está libre la otra persona. Dice Cristo: "Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre." "Cualquiera que repudia a su mujer-, salvo por causa de la fornicación, y se casa con otra, adultera." (S. Mateo 19:6,9). Pero no solamente el adulterio abierto aquí mencionado es adulterio a los ojos de Dios. Cristo dice: "Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón." (S. Mateo 5:28). Cada uno debe amar y honrar a su cónyuge. Cada uno debe serle fiel a su cónyuge en corazón, mente, inclinación, palabra y acción. Y todos, inclusive, por supuesto, los solteros, deben ser castos y decentes en palabra y obra. "Pero fornicación, y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias," dice el Espíritu Santo. (Efesios 5:3,4). Debemos tomar muy en serio este mandamiento. Por esta razón debemos evitar toda oportunidad en que nuestro corazón, tan impuro por naturaleza, se inflame con malos deseos. Más bien debemos apagar los malos deseos con la palabra de Dios y la oración, trabajando con destreza y ejerciendo la debida templanza en comer y beber. ¡Qué inmundo está nuestro corazón! "Del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones." (S. Mat. 15:19). Solamente en la justicia de Cristo, imputada a nosotros, podemos estar en pie delante de Dios; sólo el Espíritu Santo puede guardarnos de sofocar nuestra fe con la impureza.

Oración: Me da pesar, oh Señor y Salvador mío por ser tan impuro. Cubre mi impureza con tu pureza delante del Padre, quien por el mérito de Cristo es también mi Padre. Y misericordiosamente concédeme tu Espíritu Santo, para que por medio de su ayuda y poder pueda controlar los deseos malos que están en mí, hasta que la luz de tu faz disipe completamente todas las tinieblas en mí. Amén.


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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