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Meditación - 2022 marzo 19

19 de marzo de 2022

(Lectura de la Biblia en tres años: Hageo 2, Apocalipsis 18:13–17)

Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

S. Juan 3:6

 

Por la "carne" se entiende la depravación pecaminosa de la naturaleza humana. Y es cierto que la naturaleza humana es completa y totalmente depravada, privada de la justicia que tenía cuando Dios primero la creo, e inclinada a toda maldad. "En mi carne no mora el bien," dice el apóstol Pablo. (Rom. 7:18). "El intento del corazón del hombre es malo desde su juventud dice Dios mismo. (Gen. 8:2 l). Así la naturaleza humana es sujeta a la ira de Dios y a la condenación. "Éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás," dice San Pablo. (EL 2:3). Tal depravación total de toda la naturaleza humana no se adquiere por la educación o costumbre, ni nos es implantada en alguna otra forma, sino que es heredada. La hemos heredado de Adán por virtud de nuestra concepción y nacimiento de progenitores pecaminosos. "Lo que es nacido de la carne, carne es," dice Cristo nuestro Señor. Y David escribe por inspiración del Espíritu Santo, "He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre." (Sal. 51:5).

Así el pecado está lo más profunda y firmemente ligado con nuestra naturaleza humana. Por naturaleza somos carne. Ningún poder humano puede cambiar esto. Ningún poder humano nos puede dar entrada al reino de Dios. Esto se llama el pecado original pero, "lo que es nacido del Espíritu, espíritu es," dice Cristo. Dios lo puede cambiar. Dios puede darnos entrada al reino de Dios. Lo hace por medio de su Espíritu Santo, quien opera en nosotros a través de su palabra, por la palabra de Cristo. Crea algo nuevo en nosotros.

Implanta en nosotros la fe en Cristo, y así nos hace entrar en el reino de Dios. Y crea y obra en nosotros una vida nueva. Nos regenera, nos hace "espíritu," espirituales. Como consecuencia de esto hay una guerra constante en esta vida entra la carne y el espíritu. Pero el espíritu es más potente que la carne. En el cielo seremos puramente espirituales.

 

Oración: Te doy gracias, Dios mío, porque me has regenerado a mí, quien por naturaleza soy carne, por medio de tu palabra y Espíritu Santo, y me has hecho espíritu, de modo que ahora creo en mi Salvador y encuentro en él verdadero consuelo, y también lo sirvo con las nuevas fuerzas que me has dado, y confiadamente espero obtener la vida eterna. Me has hecho entrar en tu reino, oh Dios de misericordia. Guárdame en él, aquí en el tiempo y después en la eternidad. Amén.


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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