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Meditación - 2022 marzo 15

15 de marzo de 2022

(Lectura de la Biblia en tres años: Habacuc 3, Apocalipsis 17:1–8)

Por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

Romanos 3:20

 

Dios sabe, por supuesto, que no podemos guardar su ley como él quisiera que lo hiciéramos. Pero también nosotros debemos saberlo. A causa del conocimiento débil de la ley que el hombre todavía tiene por naturaleza, el hombre naturalmente también sabe algo de su transgresión de la ley, y por tanto de su pecado. Pero Dios quiere profundizar este conocimiento, hacerlo más hondo. Tenemos que conocer nuestra depravación total. Tal conocimiento es obrado por su ley, la ley revelada en la Biblia. Allí vemos como en un espejo lo pecaminosos que somos; porque vemos la santidad que debe ser nuestra. La ley nos revela los rincones más recónditos de nuestros corazones, y exhibe el deseo maligno, que odia a Dios, que como ratas hace un nido allí. Este deseo malo es el pecado básico del cual nacen todos los demás pecados. De este hecho no tenemos ningún conocimiento aparte de la ley. Así, sin la ley no conocemos toda la fuerza y lo terrible de nuestro pecado, lo enorme y profundo de él. Es a esto que se refiere San Pablo al escribir: "Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás." (Rom. 7:7). Por la ley es el conocimiento del pecado. ¿Por qué quiere Dios que así aprendamos a conocer nuestro pecado por medio de la ley? Para que pudiéramos adherirnos tanto más firmemente a Jesús en la verdadera ley a la justicia que él ha comprado para nosotros y que nos ha dado. Es cierto que la ley y el conocimiento del pecado que obtenemos por medio de ella no obran la fe, ¡Ni pensarlo! Solamente, el evangelio y el conocimiento de la gracia de Dios en Cristo hacen esto. Pero el evangelio utiliza la ley para mostrarnos lo absolutamente perdidos que estamos sin Cristo, y nos impulsa tanto más a refugiarnos en los brazos amantes de nuestro Salvador.

Oración: Oh mi Dios, yo, tu hijo, te doy las gracias porque por tu ley me has revelado mi depravación total, y por tu evangelio me revelas tu gracia, que sana todas nuestras heridas. Oh Señor, dame tu Espíritu Santo, para que, entre más profundamente conozca mi pecado, más firmemente me aferre de tu gracia que es en Cristo Jesús, mi Señor. Amén.


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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