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Meditación - 2022 marzo 12

12 de marzo de 2022

(Lectura de la Biblia en tres años: Nahúm 2:13–3:19, Apocalipsis 16:1–6)

No codiciarás la casa de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

Éxodo 20:17

 

Estos son el noveno y décimo mandamiento de Dios. Estos dos mandamientos son similares en cuanto a su significado. Sin embargo son dos mandamientos distintos, como se indica en el texto hebreo. Dios nos llama nuestra atención con el hecho de que Él considera no solamente la obra externa, sino también el deseo del corazón. "No codiciarás." (Rom. 13:9). Esto es lo que Dios quiere que entendamos. Y es tan difícil para nosotros comprenderlo. Nos rehusamos a considerar el deseo malo como pecado.

Pensamos que con dejar de cometer la acción externa, todo está bien. Pero Dios no quiere el corazón impuro. "Santos seréis," dice Él. (Lev. 19:2). No debemos desear nada de lo que pertenece a nuestro prójimo, ni codiciarlo, ni ansiarlo, ni anhelar obtenerlo como posesión nuestra, aunque sea con apariencia de justicia. Hacerlo es contra la ley divina del amor.

Así como Dios manda el amor, también prohíbe todo mal deseo. Los dos moran en el corazón. Dios quiere que el corazón sea santo. Más bien que codiciar lo que sea de nuestro prójimo, debemos desear de corazón que pueda retener lo suyo, y ayudarlo a hacerlo. "No mirando cada uno por lo suyo propio sino cada cual también por lo de los otros," con bondad y consideración (Fil. 2:4). "Raíz de todos los males es el amor al dinero." (1 Tim. 6: 10). "La envidia es carcoma de los huesos." (Prov. 14-30). "" La avaricia y la envidia son abominables al Señor, raíces del pecado, y semillas viciosas y prolíficas del mal. Lee Santiago 1:14,15. ¿Quién puede defenderse ante estos mandamientos?

 

Oración: Dios mío, estoy lleno de codicia maligna y soy sumamente impuro. Las raíces malignas del pecado brotan en mi corazón, los malos deseos son como carcoma en mis huesos. Sé benigno conmigo, oh Dios, ten misericordia de mí por los méritos de Jesús. Esconde tu rostro de mis pecados; acredítame la justicia de tu amado Hijo. Dame el poder divino de tu Espíritu Santo; crea y sostén en mí un espíritu nuevo, para que pueda servirte con la mente renovada según tu mandamiento. Amén.


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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