
Meditación - 2022 junio 29
(Lectura de la Biblia en tres años: Éxodo 14, Mateo 20:1–7)
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
1 Juan 1:8-9
Íntimamente conectado con el oficio de las llaves está el oficio divino que llamamos la confesión. La confesión tiene dos partes: la primera es la confesión de los pecados. Somos pobres, miserables pecadores, y seguimos así hasta la hora de nuestra muerte. Escrito está: "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros." La confesión de nuestros pecados implica primero arrepentirnos de nuestros pecados y confesarlos de corazón y boca. La segunda es la absolución. El arrepentimiento que no cree que el mérito de Cristo es suficiente para nuestro perdón no es arrepentimiento para vida. Por eso escuchar las palabras de absolución que nos anuncian el perdón es de gran consuelo. Cuando el pastor o el hermano que nos amonestó de nuestro pecado y escuchó nuestra confesión, nos anuncia el perdón, ese perdón nos viene directamente de Cristo. No debemos de ninguna manera dudar, sino firmemente creer que por la absolución nuestros pecados son perdonados ante Dios en el cielo. Porque escrito está que si confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. No dice que somos personados por confesar. Dice que si confesamos Dios es fiel y justo. La confesión del pecado y la fe en el perdón es el resultado del evangelio en nuestra vida. Nuestro perdón no depende de nadie, excepto de la obra de Cristo como nuestro sustituto. Por esto sabemos que tenemos perdón en los méritos de Cristo y no en los méritos nuestros ni de quién haya escuchado nuestra confesión. Sin embargo apreciamos escuchar las palabras de la absolución que nos son anunciadas por seres humanos igual de pecadores que nosotros pues nos anuncian a Cristo como nuestra Paz.
Como creyentes cristianos confiamos en los méritos de Cristo para nuestro perdón y no en que hayamos hecho una confesión detallada. Pero vamos a querer reconocer que somos culpables de todos los pecados pues en Adán todos hemos pecado. Pero vamos a querer confiar en el perdón que Cristo ganó con su preciosa sangre porque en Cristo tenemos "la redención, el perdón de los pecados" (Efesios 1:7)
Oración:
¡Oh Dios!, nuestro Padre celestial, confieso en tu presencia que he pecado contra ti de muchísimas maneras; no solamente con transgresiones manifiestas, sino también con pensamientos y deseos secretos que no puedo plenamente comprender; pero que te son todos conocidos. Sinceramente me arrepiento de estos delitos que ahora me pesan y te suplico que en tu gran bondad tengas misericordia de mí, y por amor de tu amado Hijo Jesucristo, nuestro Señor, me perdones mis pecados y me ayudes clementemente en mis flaquezas. Amén.
Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.
Más Contenido

Meditación - 2019 julio 18
Ver Recursos
Servicio - 13 enero 2019
Ver Recursos
Meditación - 2020 enero 30
Ver Recursos
Meditación - 2020 enero 01
Ver Recursos