(Lectura de la Biblia en tres años: Éxodo 5:1–21, Mateo 17:1–6)

Es poder de Dios para salvación a todo aquél que cree.

Romanos 1:16

Nuestro Señor Jesucristo por medio de su preciosa sangre ha comprado para nosotros el perdón de los pecados, la vida y la salvación, y nos ha enviado el Espíritu Santo para encender en nosotros la fe. Estos tesoros de su gracia los ha puesto en el evangelio; y por medio de él nos los da. Así el evangelio es el poder de Dios para la salvación. El evangelio es un medio de gracia, un medio por el cual Dios nos manifiesta su gracia. Es por medio de la fe —la cual Dios crea en nosotros por medio del evangelio— que llegamos a poseer los tesoros de su gracia que contiene el evangelio. Así el evangelio es el poder de Dios para salvación a todo aquél que cree. Como un cofre puede contener tres divisiones llenas de tesoro, así el evangelio tiene tres partes por medio de cada una de las cuales se nos da los mismos dones de gracia. Estas tres son: La palabra, el bautismo y la santa cena.  Podemos decir que hay tres medios de gracia. El bautismo y la santa cena se llaman sacramentos, o actos sagrados. Porque el bautismo y la santa cena se llaman sacramentos, o actos sagrados ordenados por Dios, mediante los cuales, por ciertos medios externos conectados con su palabra, Él ofrece, provee y sella para los hombres el perdón de pecados y los méritos de la obediencia de Cristo. El medio externo conectado con la palabra de Dios en el bautismo es el agua; en la santa cena es el pan y el vino. Por medio de estas señales visibles los sacramentos te hacen ver clara y visiblemente que Dios, por su gracia, te otorga el perdón de pecados, la vida y la salvación, y también su Espíritu Santo. ¡Cuánto a amor y cuidado tiene Dios de nosotros! ¡Cuánto hace para convencernos con seguridad de que él verdaderamente nos benficiamos de su gracia! Por tanto, en gratitud a tanto amor, queremos participar libremente de ellos, regocijándonos en la fe, y siendo agradecidos con corazón y obras.

Oración: 

Te doy gracias, mi Dios, por tu santo evangelio, mediante el cual revelas, das, y provees para mí tu gracia salvadora gracias a los méritos de Cristo. Te doy gracias por tus santos sacramentos mediante los cuales tratas conmigo individualmente, y me sellas a mí tu gracia por medio de señales visibles. Te ruego, Dios misericordioso, que así me hagas firme y gozoso en la fe, y completamente seguro de tu gracia. Amén.

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