(Lectura de la Biblia en tres años: Oseas 5-6, Apocalipsis 3:14-22)

LA GRAN MULTITUD DE TÚNICAS BLANCAS

Después de esto miré, y apareció una multitud tomada de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas; era tan grande que nadie podía contarla. Estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos de túnicas blancas y con ramas de palma en la mano. Gritaban a gran voz: «¡La salvación viene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!»

—Apocalipsis 7:9,10

No siempre apreciamos debidamente lo importante de una solución cuando no conocemos el problema ni el proceso por el cual se llegó a ella. Las lecturas de Génesis y Mateo corresponden a la exposición del problema y del proceso por el cual se dio la solución. El texto para hoy de Apocalipsis nos lleva hasta el resultado final.

La Biblia expone el problema así: «Vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos de su corazón solo era de continuo el mal» (Génesis 6:5, RV1995); Después del diluvio, «dijo Jehová, en su corazón: No tornaré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre malo es desde su niñez: ni volveré más a herir toda cosa viva, como he hecho.» (RV1865); El rey David confesó: «Pues soy pecador de nacimiento, así es, desde el momento en que me concibió mi madre.» (Salmos 51:5, NTV). En conclusión el problema de la humanidad es el pecado que se trasmite por herencia: Lo que nace de la carne, carne es. Pero Dios provee, en Cristo la solución, pues él nace como un bebé humano para vivir en perfecta obediencia a la voluntad del Padre en sustitución de nosotros y para dar su vida en rescate por los pecadores (Mateo 2:15, 17, 23; 1 Corintios 15:2-4; Marcos 10:45). Al apóstol San Juan le es concedido contemplar el resultado de la doble sustitución obrada por Cristo a favor de la humanidad: Una gran e innumerable multitud de gente procedente de todas las naciones alabando a Dios y al cordero agradecidos por haber sido salvados por Cristo. Sus túnicas blancas significan la limpieza de la que gozan gracias a que los méritos del Cordero de Dios les han sido atribuidos gratuitamente por causa de la gracia de Dios.

Oración:

Señor, mis méritos no son suficientes para que yo pueda ser parte de la gran multitud vestida de túnicas blancas que vivirán por siempre contigo. Pero gracias a tu Hijo tengo acceso gratuito a la vida eterna y por sus méritos tengo derecho a estar entre esa gran multitud y por eso quiero adorarte por siempre. Amén.

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