(Lectura de la Biblia en tres años: Daniel 2:22–49, 1 Juan 5:13–21)

¡AHORA YA TODO ES NUEVO!

De modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo!

—2 Corintios 5:17, RVC

Toda persona que sinceramente haga un examen de conciencia, al final ha de llegar a reconocer que no es más que un pecador lo mismo nos dice la sagrada Escritura no es que seamos menos buenos, nuestra naturaleza pecadora que hemos heredado de Adán está totalmente depravada en pocas palabras somos muy malos aunque no nos damos cuenta y tengamos el mejor concepto de nosotros mismos. Por eso somos merecedores de toda la ira de Dios por la eternidad en el infierno. La sentencia condenatoria y está dictaminada contra nosotros pues la paga del pecado es muerte. Pero Dios no quiere que ninguno se pierda y él ha provisto la solución como así

Toda persona que es consciente de su lamentable situación delante de Dios, naturalmente quedará aterrorizada ante la visión del fuego eterno. Para quienes experimentan eso, Dios les tiene preparada la buena noticia, el evangelio de Jesucristo y esta buena noticia nos dice que él vino como nuestro sustituto para vivir en perfecta obediencia a la voluntad de Dios en lugar de nosotros y para recibir sobre sí en la cruz el castigo que nosotros merecíamos. De esto nos habla Pablo en el texto de la meditación de hoy. Con nuestras propias obras y méritos no alcanzamos el cielo, y nuestro destino final es el infierno. Pero en Cristo somos perdonados en base a sus méritos y somos declarados justos delante de Dios. Somos nuevas criaturas; ¡ahora todo es nuevo!

Pero esta información no sólo es un dato que Dios quiere que recordemos. Por el contrario, es una forma de pensar que el Señor quiere que sea parte de nuestra vida diaria. Es una manera de actualizar diariamente nuestro bautismo al comenzar el día invocando el nombre de Dios. Al decir: «en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo» nos estamos poniendo de acuerdo con Dios, confesando lo que él dice: que en Cristo somos justos, tenemos todas las buenas obras en nuestra cuenta y somos una nueva creación que, en gratitud a la redención obrada por Jesucristo, quiere vivir en santidad en toda piedad e integridad mientras aguardamos la bienaventurada esperanza y la manifestación Gloriosa de nuestro Señor.

Oración:

¡Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Jehová, roca mía y redentor mío! Amén.

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