(Lectura de la Biblia en tres años: Daniel 2:1–21, 1 Juan 5:6–12)

SEAN TRANSFORMADOS POR LA RENOVACIÓN DE LA MENTE

No se amolden al mundo actual no sean transformados mediante la renovación de su mente así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios buena agradable y perfecto

—Romanos 12: 2

El nuevo pacto renueva no sólo nuestra condición espiritual sino también nuestras convicciones y manera de pensar. ¿Cómo así?

Los cristianos nacen de nuevo en el bautismo por el poder de la palabra, ese es el mismo poder de la palabra la que obra el crecimiento espiritual. Los pensamientos de la Sagrada Escritura son incorporados en el pensamiento del creyente de tal manera que desarrolla una nueva manera de pensar guiada por la Biblia y como resultado no sólo la mente y el corazón es transformado, también lo es el entorno, pues un creyente afecta todo su alrededor con su fe viva y conducta irreprensible.

Sin embargo no debemos confundir lo primero con lo segundo. En el bautismo la gracia de Dios nos es anunciada declarándonos justos no por nuestros méritos sino por los de Jesucristo. Aunque la sangre de Cristo pagó nuestro perdón y por ello fuimos declarados justos es decir justificados, eso no significa que nos hayamos vuelto justos. Sólo somos llamados justos, no transformados en justos. Eso no significa que permanecemos así pues esa misma palabra que nos ha hecho nacer de nuevo y que es poderosa puede seguir trabajando en la vida del creyente y moverlo a querer vivir una vida santa, no para ganar el cielo sino en gratitud por haber sido salvado. Esta obra del Espíritu Santo llamamos la santificación del creyente. No es saludable confundir la justificación con la santificación. La justificación sucede una sola vez Dios nos declara justos de una vez por todas pero nosotros crecemos en santidad

Oración:

Señor, te doy gracias porque por los méritos de tu Hijo Jesucristo soy grato y delante de ti. Amén.

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