
Meditación - 2022 enero 23
(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 46, 1 Juan 3:15–24)
EL BAUTISMO AHORA NOS SALVA
El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo.
—1 Pedro 3:21
La palabra de Dios nos enseña que Jesucristo vino para salvarnos, que en su sangre hay salvación y que somos salvos solamente por la fe. Pero también nos enseña que la salvación que Cristo ganó para todos los seres humanos solamente nos beneficia cuando nos es aplicada de la manera que él lo ha dispuesto. Eso significa que hay maneras en las que el beneficio de la salvación puede no llegarnos.
La salvación del ser humano era muy costosa y nadie podía pagarla. La ofensa era grande pues fue Dios a quien ofendimos. Nuestros primeros padres, por instigación del diablo, pecaron contra Dios al querer ser como Dios. La naturaleza pecadora de Adán y Eva la recibimos por herencia. No necesitamos hacer nada para hacernos pecadores. Somos pecadores de nacimiento. Por eso todas nuestras obras, incluso las más buenas, son pecaminosas y carecen de la aprobación divina. Jesucristo vino para obedecer perfectamente la voluntad de Dios en lugar de nosotros, pues nosotros no somos capaces de obedecerla perfectamente. Por nuestro pecado somos merecedores de toda la ira de Dios. Pero Cristo vino para sufrir nuestro castigo como nuestro sustituto y así presentarnos limpios delante de Dios. Sólo por sus méritos podemos ser salvos. Cristo ganó esta salvación para dársela gratuitamente a todos los seres humanos. Pero el ser humano tiene el orgullo pecaminoso y quiere contribuir y hacer su parte para merecer de alguna manera el cielo. ¿Está dispuesto a pagar un precio?
Jesucristo instruyó a sus discípulos ir por todo el mundo y hacer discípulos bautizándolos para el perdón de los pecados. El bautismo es la manera como Cristo imparte los beneficios de la salvación a un ser humano; esa es la forma como el bautismo nos salva. Pero Satanás quiere hacer del bautismo una buena obra que el hombre hace para agradar a Dios. De esa manera, una persona que al bautizarse quiere ganar el cielo por su méritos, pero con esa actitud rechaza Cristo. El Apóstol Pedro en el texto de la meditación de hoy nos dice que el bautismo salva. Pero el bautismo nos salva no porque nosotros hagamos algo sino porque Cristo ganó todo lo que el bautismo nos ofrece: su perdón, la fe y la vida eterna. En gratitud vamos a querer apreciar los medios de gracia que Cristo designó para impartirnos vida espiritual y perdón de pecados
Oración:
Señor, te doy gracias por suministrar tus medios de gracia por los cuales fortaleces mi fe y me guardas para la vida eterna. Amén.
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