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Meditación - 2022 enero 22

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 45, 1 Juan 3:8–14)

BAUTÍZATE Y LAVA TUS PECADOS

Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate, bautízate y lava tus pecados invocando su nombre.

—Hechos de los Apóstoles 22:16

El nuevo pacto trae muchas nuevas bendiciones para nosotros los seres humanos. La primera es el perdón de los pecados que Cristo ganó para nosotros con su perfecta vida de obediencia y con su muerte en la Cruz del calvario. Los beneficios del nuevo pacto no son ofrecidos gratuitamente en el bautismo. ¿Cómo así?

Algún tiempo después de la venida del Espíritu Santo en el Día de Pentecostés, comenzó una persecución a la Iglesia cristiana de parte de los judíos. Uno de los principales perseguidores fue Saulo de tarso. Él era un fariseo celoso de su doctrina, creía que los cristianos eran una secta dañina en contra del judaísmo y que estaban fuera de la voluntad de Dios. Con esa convicción no dudó en usar cuántos recursos podía para terminar con ese problema. Un día Cristo resucitado lo encontró y le mostró la verdad. También le dijo que vaya a la casa de un cristiano para recibir mayor orientación. Allí Saulo, a quien conocemos más como Pablo, escuchó las palabras del texto de la meditación de hoy. A Pablo se le dijo que lave sus pecados en las aguas del bautismo invocando el nombre de Dios. Eso es lo mismo que Cristo enseñó cuando instruyó a sus discípulos que bauticen por todo el mundo con agua en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo, el nombre de Dios que Cristo había revelado a sus discípulos. No fue el agua la que lavó los pecados de Pablo, fue la palabra de Dios, la promesa de Cristo unida a esa agua. En su bautismo Pablo nació de nuevo, fue engendrado por esa misma palabra y fue hecho sacerdote de Jesucristo. También nos sucedió lo mismo en nuestro bautismo.

El bautismo no es algo que nosotros hacemos para nuestro beneficio o como muestra de nuestra primera obediencia a Dios. El bautismo es un regalo que Dios nos da para decirnos que Cristo ganó nuestro perdón y que sus méritos nos son atribuidos gratuitamente a nuestro favor para que seamos declarados justos delante de Dios. Rechazar la salvación gratuita que Dios nos ofrece, y que Jesucristo ganó pagando con su vida el alto precio, es evidencia de un corazón perverso. No apreciamos el sacrificio de Cristo cuando menospreciamos los medios de gracia.

Oración:

Señor, en gratitud a tu amor queremos temer y amar a Dios, de modo que no despreciemos su palabra ni la prédica de ella; sino que la consideremos santa, la oigamos y aprendamos de buena voluntad. Te pedimos así sea. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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