(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 44:13–31, 1 Juan 3:1–7)

LIMPIEZA ESPIRITUAL

Los rociaré con agua pura, y quedarán purificados. Los limpiaré de todas sus impurezas e idolatrías. Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne. Infundiré mi Espíritu en ustedes, y haré que sigan mis preceptos y obedezcan mis leyes.

—Ezequiel 36: 25–27

Cuando yo era niño, mi madre solía acostumbrarnos a vivir el tiempo previo a la Navidad en expectativa. Al acercaba la época navideña, ella nos ordenaba limpiar concienzudamente toda la casa. Deshacernos de las cosas viejas para dar lugar a las nuevas. Este es el tiempo de estrenar un nuevo año, y de estrenar un nuevo aspecto para nuestra familia. Con el nuevo pacto Dios quiere darnos una nueva relación con él, verdadera y no imaginaria. Quiere darnos un nuevo corazón, un nuevo espíritu y una nueva vida, una vida eterna.

En el texto de la meditación de hoy el profeta el profeta Ezequiel, usado por el Espíritu Santo, nos dice cómo Dios nos da esas nuevas bendiciones. Comienza anunciando que nos limpiará con agua pura y seremos purificados. Así, Ezequiel describe el lavamiento de la regeneración, el bautismo, que Cristo mandó a sus discípulos efectuar por todo el mundo. No es que el agua tenga ese poder de purificar espiritualmente, es la palabra de Cristo unida al agua, la que obra con el poder del evangelio. El evangelio es el anuncio del perdón de los pecados gratuitamente gracias a los méritos de Jesucristo. Ese Evangelio tiene el poder no sólo de darnos el perdón sino también de impartirnos la fe, de hacernos creyentes y de llenarnos con el Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo el que obra en nosotros la santificación de tal manera que en gratitud a lo que Cristo hizo por nosotros queremos vivir en toda piedad e integridad aguardando la venida de nuestro Salvador.

Oración:

Señor Jesús, te pido que, por medio de los medios de gracia, me afirmes en la verdadera fe para que mi atención y confianza para salvación descansen solo en ti. Amén.

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