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Meditación - 2022 enero 14

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 39, 2 Pedro 3:9–18)

UN NUEVO PACTO

Vienen días —afirma el SEÑOR— en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y con la tribu de Judá.

—Jeremías 31:31

El nuevo pacto del que habla el profeta Jeremías en el texto de la meditación de hoy, y por el cual Dios promete una nueva forma de relación con su pueblo, no es otro que el que fue establecido por nuestro Señor Jesucristo poco antes de ser entregado. Aunque la Biblia nos dice que ese nuevo pacto será establecido con Israel y con la tribu de juda. Además, nos revela que los demás pueblos, los que no somos descendientes naturales de Abraham y Jacob, también nos beneficiamos de las bendiciones del nuevo pacto ¿Cómo así?

En Génesis, poco después de la caída de nuestros primeros padres Adán y Eva, es decir, desde el principio, Dios mismo anuncio que la salvación de la humanidad se alcanzaría a través de la simiente de Eva. Esa simiente no es otra que nuestro Señor Jesucristo.

Cristo no sólo es el mediador del nuevo pacto él es también el cordero con cuya sangre se ratificó ese pacto. Cristo es central en el nuevo pacto. Todas las bendiciones del nuevo pacto nos vienen gracias a los méritos de Jesucristo. Esos méritos nos han sido atribuidos gratuitamente a favor nuestro cuando fuimos bautizados. Este beneficio es renovado continuamente cada vez que escuchamos el evangelio puro y participamos en la cena del señor. Ambos nos anuncian el perdón gratuito de nuestros pecados que Jesucristo ganó para nosotros como nuestro sustituto al cumplir perfectamente la voluntad de Dios que nosotros no podemos cumplir y también al derramar su sangre en la cruz del calvario sufriendo sobre sí toda la ira de Dios que nosotros merecíamos. En gratitud vamos a querer vivir vidas consagradas a su servicio en paz honestidad y amor hacia el prójimo.

Oración:

Señor, confieso que he pecado mucho en mis pensamientos, y también por lo malo que hice y por lo bueno que no hice; y que por eso merezco toda tu ira, el castigo eterno. Pero tú en tu misericordia me salvaste. Te doy gracias porque Jesucristo fue mi sustituto, tanto al obedecer perfectamente en lugar mío, como al morir para el perdón de mis pecados. Todo el mérito es absolutamente tuyo. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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