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Meditación - 2022 enero 11

(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 37:1–14, 2 Pedro 2:9–14)

DIOS ES INMUTABLE, NO CAMBIA

Yo, el SEÑOR, no cambio. Por eso ustedes, descendientes de Jacob, no han sido exterminados.

—Malaquías 3:6

Toda la materia de nuestro universo tiene tendencia al cambio. Ese cambio es un desgaste, es decir, todo envejece. A este cambio que envejece se lo llama técnicamente «entropía». A las cosas que están en el estado en que fueron hechas llamamos nuevas. A veces usamos la expresión «nuevo de paquete». En mi país, decimos nuevo con relación a lo anterior. Por ejemplo, «este es mi celular nuevo» aunque ya tenga un año de uso. Pero llamamos «nuevecito» a lo «nuevo de paquete» lo que está sin estrenar. Dios es siempre nuevo en el sentido de que no cambia. Es el mismo desde la eternidad hasta la eternidad, nuevecito. ¿Cómo así?

Toda la creación un día llegará a su fin. Nosotros los seres humanos tenemos nuestro tiempo limitado. Envejecemos, y en el proceso, experimentamos cambios. Los padres jóvenes suelen ser estrictos con sus hijos, pero al llegar a ser mayores son bastante permisivos con los nietos. Esto sucede, porque las experiencias de la vida cambian la perspectiva. Dios conoce el futuro de siempre es más, él está fuera del tiempo y del espacio y por tanto lo conoce todo: es omnisciente y nunca cambiará. Es inmutable, por esto su misericordia es siempre nueva. Él es fiel y confiable

Sin embargo, Dios no sólo es misericordioso. Él es justo y su justicia no cambia. No tolera el pecado y no dejará de tolerarlo nunca. Nosotros, heredamos el pecado de Adán y su naturaleza pecadora. Por eso somos merecedores de toda la ira eterna de Dios. No podemos estar en presencia del Dios eternamente Santo. para salvarnos nosotros mismos. Dios envió a Jesucristo para que sufra en lugar nuestro toda esa ira en la cruz. Ese sufrimiento nos libró de la condenación eterna. También, Jesucristo obedeció perfectamente la voluntad de Dios en lugar nuestro, para que su mérito sea atribuido a nuestra cuenta y seamos contados como justos delante de Dios con la justicia de Cristo, una justicia ajena que no nos pertenece. Nuestras propias buenas obras no son suficientes para llegar al cielo pues son imperfectas. En el nuevo pacto Dios nos salva gracias a la obra redentora de Cristo. En gratitud vamos a querer obedecer la voluntad de Dios para vivir piadosamente mientras esperamos su segunda venida.

Oración:

Señor Jesucristo, Te doy gracias pues por tus méritos tengo acceso a la vida eterna. Te ruego concédeme el poder apreciar los medios de gracia con que suministraste para darnos el perdón, la fe y la vida eterna. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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