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Meditación - 2022 diciembre 5

(Lectura de la Biblia en tres años: Deuteronomio 12:29–32, Lucas 1:49–56)

BENDECIDA CON EL NIÑO

Y aconteció que cuando oyó Elizabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre, y Elizabet, llena del Espíritu Santo, exclamó a gran voz: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor”.

(Lucas 1:41,42,45)

Cuando María llegó a la casa de Elizabet, ésta la recibió con gran alegría. Elizabet estaba llena del Espíritu Santo. Sabía que María iba a ser la madre del Salvador que habían estado esperando. Por eso, Elizabet dijo: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”. Esas palabras fortalecieron la fe de María.

¿Por qué María fue la escogida entre todas las mujeres del mundo para ser la madre del Salvador prometido? ¿Había algo especial en María? No. Las palabras que María dijo nos informan que ella sabía que no merecía esa bendición, sino que era un regalo del amor inmerecido de Dios. Ella expresó su gozosa alabanza a Dios por el gran honor que Dios le había concedido a ella.

María sabía que su mayor bendición era la que Elizabet había dicho: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”. La pequeña vida que crecía en su cuerpo la salvaría del pecado y de la muerte. ¡Su niño sería su Salvador! María estaba feliz porque Dios la usaría para bendecir al mundo con un Salvador.

El plan de Dios también nos bendice. El Dios fiel que escogió a María también nos ha escogido a nosotros. Como parte de su plan eterno de salvación, nos escogió en Jesús “para que fuéramos santos y sin mancha delante de él” (Efesios 1:4). En el bautismo nos hizo hijos de Dios. Todos los días, Dios perdona nuestros pecados y nos muestra su amor en su palabra que da vida. Quiere que lo honremos y lo alabemos. Su plan es para que nosotros compartamos su amor en los lugares donde vivimos y trabajamos en este mundo. Todo esto viene del niño bendecido de María. El niño Cristo ha cambiado nuestras vidas también. En Jesús, nuestro Salvador, nosotros, igual que María, somos verdaderamente bendecidos.

Oración:

Padre celestial, ayúdanos a compartir las bendiciones de nuestro Salvador mientras nos alegramos por tu gran amor salvador. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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