(Lectura de la Biblia en tres años: Deuteronomio 31:1–23, Lucas 4:38–44)

HAGA BUENAS OBRAS

¿Pero quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras está muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras y que la fe se perfeccionó por las obras?

(Santiago 2:20-22)

En un himno de Navidad cantamos: “Al mundo gozo proclamad, ya vino su Señor”. La promesa que Dios hizo a Abraham se ha cumplido. Porque cuando “vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer” (Gálatas 4:4). ¡Qué maravilloso regalo para los pecadores! Este regalo inmerecido de Dios nos motiva, junto con Abraham, a celebrar la Navidad. Alabamos a Dios y también presentamos nuestros frutos de fe.

Por la fe Abraham vio la venida de Jesús al mundo, cumpliendo la ley perfectamente y dando su vida por el perdón de nuestros pecados. Jesús dijo a la gente de esos días: “Abraham, vuestro padre, se gozó de que había de ver mi día; y lo vio y se gozó” (Juan 8:56). Abraham no sólo se regocijó en las promesas de Dios, sino que vivió de acuerdo con lo que creía. Cuando Dios le dijo que sacrificara a Isaac, su hijo, Abraham llevó a cabo este mandato. Su fe y sus obras actuaron al mismo tiempo.

La fe en acción es el tema de la Navidad. María creyó las palabras increíbles del ángel que decían que ella tendría un hijo que sería el Salvador del mundo. Los pastores vinieron al pesebre de Jesús, regocijándose en su Salvador. Luego dijeron a otros acerca de Jesús. Todos aquellos que creen en Jesús muestran su fe con lo que hacen en su vida. Que el nacimiento del Salvador nos inspire a servirle a él todos los días de nuestra vida.

Oración:

Señor, quítame mi pecado y ayúdame a servirte toda mi vida. Amén.

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