
Meditación - 2022 agosto 31
(Lectura de la Biblia en tres años: Levítico 17, Marcos 1:29–34)
LA MISERICORDIA DE JESÚS NOS CAMBIA
Y aconteció que, mientras iban, quedaron limpios
Lucas 17:14
Diez hombres estaban enfermos de la lepra, una terrible enfermedad de la piel. Jesús les dijo que fueran y se mostraran a los sacerdotes. Mientras iban de camino, los hombres notaron un gran cambio en su cuerpo: ya estaban limpios porque Jesús los curó completamente. Pronto los sacerdotes les dijeron que lo que veían y sentían en su cuerpo era verdad. ¡Qué noticias tan buenas para estos diez hombres! Ahora de nuevo podrían volver a su pueblo y formar parte de la vida diaria. Ya no tendrían que vivir aislados de sus familiares y amigos por causa de la lepra.
El cuadro de los diez hombres limpios se parece a todos nosotros. Jesús ha cambiado nuestra vida espiritual ante Dios como dicen las Escrituras: "Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación" (2 Corintios 5:19).
Piense en las palabras: “No tomándoles en cuenta [Dios] a los hombres sus pecados”. Todos nosotros hemos pecado y merecemos la muerte eterna en el infierno. En primer lugar la Biblia nos dice que éramos: “enemigos de Dios”, “esclavos del pecado”, y “muertos en el pecado”. En segundo lugar, tampoco hemos vivido ni amado perfectamente. Así éramos nosotros antes de conocer lo que Jesús hizo por nosotros.
Jesús nos cambió al limpiarnos de nuestros pecados y nos ha dado la nueva vida espiritual. Dios ya no toma en cuenta nuestros pecados porque dice San Pablo: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21). Se hizo este gran cambio cuando Jesús entregó su vida en la cruz del Calvario.
Ahora, cuando Dios nos mira, no nos ve pecadores, sino como sus hijos perdonados. Gustosa y orgullosamente nos da la bienvenida en su familia como dice Gálatas 3:26: “Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús”. ¡Qué cambio tan maravilloso ha tenido lugar en nosotros!
Debido al perdón de nuestros pecados, nuestra vida demostrará un cambio drástico en la forma de vivir. El apóstol Pablo nos recuerda: “Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne, pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu” (Romanos 8:5). Este cambio en nuestra vida espiritual es consecuencia del evangelio. Jesús nos otorgó su justicia a través de su vida y muerte, y así, nos cambio de pecadores a hijos perdonados de Dios. Pidámosle a Jesús que nos guarde del pecado y para que sigamos su palabra con agrado.
Oración:
Amado Jesús, gracias por limpiarme de todos mis pecados. Amén.
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