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Meditación - 2022 agosto 24

(Lectura de la Biblia en tres años: Levítico 13:34–59, Mateo 28:1–10)

REHUSARSE A ACEPTAR A JESÚS TRAE CONDENACIÓN

"¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, pero no quisiste!”

Lucas 13:34

Queremos tener a muchos amigos, ¿no? Por ejemplo, al niño le gusta ser aceptado por todos sus compañeros de clase y los nuevos vecinos quieren ser bienvenidos. Nos entristecemos al no gustarles a otras personas, especialmente cuando es sin razón.

Pero no se compara con el pesar que sintió Jesús cuando el pueblo de Dios, los israelitas, no quiso nada que ver con él. Durante centenares de años, Dios envió a sus profetas a su pueblo para que mantuvieran viva la promesa de enviar al Salvador. Dios quería que ellos creyeran que él enviaría a su Hijo para que los redimiera, es decir, para rescatarlos del diablo. Sin embargo, el pueblo de Dios apedreó y mató a los profetas fieles, por llamar a los israelitas a arrepentirse de sus pecados. Ellos no aceptaron la palabra que Dios les envió por medio de ellos.

Cuando Jesús vino, los judíos no creyeron en él, porque no era la persona que ellos buscaban. Ellos esperaban un líder fuerte y político que los librara del gobierno romano. Pero Jesús vino como un hombre humilde que les dijo cómo tener una buena relación con Dios como consecuencia de creer en él. Además de esto, Jesús vino a censurar sus pecados y no a alabarlos.

Jesús estaba triste porque el pueblo no quería aceptar la paz que él quería darles. Después de tres años de ministerio público habiendo hecho muchos milagros para demostrar que él era el Salvador prometido y el Hijo de Dios, Jesús tenía solamente unos pocos seguidores. De hecho la mayor parte del pueblo de Jerusalén, y también en el resto del país, no aceptaron a Jesús ni su doctrina.

¿Qué salió mal? Jesús quería que todos se salvaran y tuvieran el perdón completo de todos sus pecados. Él quería que todas las personas encontraran la paz de Dios que solamente Jesús podía darles. Pero el pueblo de Jerusalén "no quiso" porque no creía lo que Jesús enseñaba. Como resultado, no tuvieron el perdón de sus pecados ni lugar en el cielo. Por eso, irán a las llamas eternas del infierno. ¡Qué horror!

Nada debe traer mayor dolor a nuestro corazón que saber que hemos pecado contra el santo y amoroso Dios. Jesús quiere que nos arrepintamos de nuestros pecados cada día para encontrar la paz con Dios que Jesús ganó por nosotros en la cruz.

Oración:

Señor, que nunca te causemos tristeza al rechazarte por no creer que tú eres nuestro Salvador. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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