
Meditación - 2022 agosto 22
(Lectura de la Biblia en tres años: Levítico 12, Mateo 27:57–61)
El ESPÍRITU SANTO DESCENDIÓ SOBRE JESÚS
Y descendió el Espíritu Santo sobre él [Jesús] en forma corporal, como paloma
Lucas 3:22
Con frecuencia no leemos ni hablamos mucho acerca del Espíritu Santo. Hasta algunas personas llaman al Espíritu Santo el miembro olvidado de la Trinidad.
Sin embargo, el Espíritu Santo no es el miembro olvidado. Está junto con Dios el Padre y con Dios el Hijo, como el único Dios verdadero. Las tres personas de la Divinidad son de igual importancia. Las tres personas son: eternas, todopoderosas, y saben todo lo que sucede en nuestra vida. El aprender acerca de la obra del Espíritu Santo en el bautismo de Jesús, es conocer la obra de Dios.
El pueblo de Dios del Antiguo Testamento esperó por largo tiempo para ver a su Salvador. Después de esperar por cientos de años, ¿Cómo sabría el pueblo que el Salvador prometido ya había venido?, o ¿Cómo podría el pueblo estar seguro de que él era el Salvador prometido? Acuérdese que Juan el Bautista nació seis meses antes que Jesús. Dios le dio la señal para comprobar que Jesús era el Salvador: "Sobre quien veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo" (Juan 1:33). Tan pronto como Jesús fue bautizado y remontó del agua, el Espíritu Santo descendió sobre él en forma de una paloma. Así Juan pudo ver y reconocer a Jesús como el Salvador y ¡el Hijo de Dios!
El Espíritu Santo lleva a cabo la misma obra hoy en día, al revelar a Jesús como el Salvador del mundo. No lo hace por medio de una paloma sino que use la palabra de Dios para mostrarnos nuestros pecados y la necesidad del Salvador. El Espíritu Santo nos dice: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente "(Lucas 10:27). ¿Lo hemos hecho todo el tiempo? Claro que no. El Espíritu Santo dice: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". ¿Quién de nosotros puede decir que siempre ama a su prójimo? Ninguno de nosotros. De esta manera, por medio de la ley de Dios, el Espíritu Santo nos convence de nuestro pecado.
Por el otro lado, el Espíritu Santo también nos consuela al decirnos lo que Jesús hizo por nosotros, y al mostrar el amor que tiene su Padre por nosotros. Jesús cumplió la ley de Dios perfectamente por nosotros, al amar a su prójimo y al mostrar misericordia y amabilidad con todos. El Espíritu Santo viene a nosotros y nos recuerda todo lo que Jesús hizo para darnos el consuelo y la paz de Dios.
Oración:
Señor, gracias por darme el regalo de la fe en Jesús porque sin ella no puedo acercarme a ti. Te agradezco y te alabo por la fe que me diste por medio del poder del Espíritu Santo. Amén.
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