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Meditación - 2022 abril 6

(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 4:11–26, Mateo 2:6–12)

LAS SALIDAS DE CRISTO

Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.

—Miqueas 5:2, RV60

¿Ha visto usted el fuego? La verdad es que no podemos ver el fuego. Pero sí podemos ver la luz que procede del fuego. También es posible sentir el calor que el fuego irradia. La profecía del texto de la meditación de hoy que nos habla de salidas de Cristo desde la eternidad tiene un aspecto similar al del fuego ¿Cómo así?

Jesucristo existía como Dios el Hijo desde la eternidad, es decir, sin principio y sin final. Él existía en Dios el Padre. Sin embargo, en ciertas ocasiones de radical importancia, en lugar de enviar un representante, ya sea un ángel o un profeta, que hable en nombre suyo a la humanidad, él salía del padre para estar presente donde quería llevar su mensaje. Dios no está sujeto al tiempo y al espacio como lo estamos nosotros. Al estar fuera del tiempo y el espacio Dios existe en un presente eterno. Cuando el Padre dice que hoy ha engendrado al Hijo, ese hoy es el hoy eterno de modo que como el fuego emite continuamente luz mientras arde de modo similar Dios el Padre engendra a Dios el Hijo continuamente por la eternidad. La Biblia enseña que a Dios nadie le ha visto jamás. Pero cada vez que en la Escritura encontramos situaciones donde alguien afirma haber tenido un encuentro con Dios, la verdad es que tuvo tal encuentro con Dios, el Hijo. Así que la zarza que Moisés vio arder sin consumirse no fue un ángel sino el propio Hijo de Dios. A estas manifestaciones del Hijo antes de su encarnación las llamamos Teofanías, que significa «manifestaciones de Dios» Cristo se manifestó a algunos antes de su encarnación. Al final se encarnó no solo para darnos a conocer al Padre, sino también para dar su vida en rescate por nuestras almas a fin de que no seamos condenados. Esta verdad es bastante consoladora pues nos revela que Dios nunca se olvida del ser humano. En gratitud vamos a querer tener presente continuamente a nuestro Señor Jesucristo como lo hacía Lutero cuando oraba:

Oración:

SEÑOR, creo que Jesucristo, verdadero Dios, engendrado del Padre en la eternidad, y también verdadero hombre, nacido de la virgen María, es mi Señor. Que me ha redimido a mí, criatura perdida y condenada, me ha rescatado y librado de todos los pecados, de la muerte y del poder del diablo, no con oro ni con plata, sino con su santa y preciosa sangre y con su inocente pasión y muerte. Y todo esto lo hizo para que yo sea suyo y viva bajo él en su reino y lo sirva en justicia, inocencia y bienaventuranza eternas, así como él, resucitado de entre los muertos, vive y reina eternamente. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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