(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 22, Mateo 7:13–20)

LA SEÑAL DEL AMOR DIVINO

Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado.

—1 Corintios 2:2

¿Ha visto usted alguna vez el dibujo de un corazón atravesado por una flecha? Imagino que sí. Los seres humanos acostumbramos a usar símbolos para expresar nuestras ideas, intenciones, emociones, sentimientos e incluso convicciones. Por ejemplo el dibujo de un corazón puede señalar al amor romántico tan efectivamente como un ramo de rosas rojas. Pero es seguro que no vamos a querer usar esas rosas rojas para expresar nuestro afecto a un amigo o colega para evitar mal entendidos. ¿Qué símbolo usa Dios para denotar su amor?

Hay momentos en nuestra vida en que todo parece ser lúgubre y sombrío al punto de que podemos llegar a dudar del amor de Dios por nosotros. Pero Dios no necesita probarnos su amor a cada rato, pues él ya demostró de una vez por todas su amor por nosotros cuando Cristo fue a la cruz. Allí en la cruz el nos dio la prueba definitiva e irrefutable de que de verdad nos ama. Fue Dios mismo quien eligió a la cruz como la señal de su amor en lugar de una rosa o un clavel (Juan 3:14-16) por esto no existe mayor demostración del amor genuino de Dios por nosotros que Cristo crucificado. Y así como cada vez que sale el arco iris Dios quiere que recordemos que nunca más destruirá la tierra con un diluvio, también quiere que al mirar la cruz recordemos que él nos amó tanto que ha dado a su Hijo para nuestra salvación. Es más, ha dado precisas instrucciones para celebrar la cena del Señor en memoria de él para que cada vez que lo hagamos recordemos que nos amó hasta la muerte y muerte de cruz.

Oración:

Señor, has encomendado a tu iglesia la misión de dar a conocer toda la verdad. No podemos hacerlo solo con nuestras propias fuerzas. Por eso te suplico nos concedas el valor para asumir nuestra responsabilidad y nos concedas firme convicción para defender la fe una vez dada a los santos. Amén.

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