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Meditación - 2022 abril 26

(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 21:22–34, Mateo 7:7–12)

EL PODER DEL EVANGELIO

El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida.

—Juan 6:63

Hay ocasiones en que la Biblia afirma algo que contradice la razón y el primer impulso puede ser el de buscar un equilibrio o tal vez el lado razonable del problema por medio de espiritualizar el significado literal. Pero también puede suceder todo lo contrario y se puede caer en el error de tomar literalmente lo que evidentemente no lo es ¿Cómo podemos evitar caer en tal error?

El pasaje de la meditación de hoy nos da a conocer un evento en el ministerio de Cristo en el que sus palabras fueron tomadas en sentido literal y que terminó horrorizando a sus oyentes cuando dijo: «Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva» (Juan 6:51). Los habitantes de Capernaum al tomar literalmente las palabras de Jesús llegaron a estremecerse de miedo al saber que Cristo dijo que su carne era verdadera comida y que su sangre era verdadera bebida. Sabemos que Cristo no se estaba hablando en sentido literal porque cuando sus discípulos le preguntaron al respecto, él les respondió las palabras del texto de la meditación de hoy. Lo que lleva que al leer la Biblia siempre hemos de tomarla en su sentido natural a menos que haya algo que nos señale que no deba ser así.

Por ejemplo, cuando Cristo instituye la cena del Señor él dice que el pan es su cuerpo y que el vino es su sangre. Pero en ningún lugar de la Biblia hay ni una sola indicación de que esas palabras no deban ser tomadas en sentido literal. A nuestra mente le choca lo que Jesús dice. Pero puesto que él es Dios y sabe lo que dice, nosotros solo podemos decir: amén, así sea. Aceptarlo y creerlo es lo que sí podemos hacer y eso haremos en gratitud a su misericordia y amor inmerecido.

Oración:

Señor, confieso que por mi propia razón o elección no puedo creer en Jesucristo, mi Señor, ni acercarme a él. Sino que el Espíritu Santo me ha llamado mediante el evangelio, me ha iluminado con sus dones, me ha santificado, me hizo parte del Israel de Dios y me guardado en la fe verdadera. De la misma manera llama, congrega, ilumina y santifica a toda la iglesia cristiana en la tierra, y en Jesucristo la conserva en la verdadera fe. En esta iglesia cristiana diaria y completamente él me perdona a mí y a todos los creyentes todos los pecados. Y en el último día me resucitará a mí y a todos los muertos. Y nos dará vida eterna a mí y a todos los que creen en Cristo. Esto es ciertamente la verdad. Por eso estoy agradecido pues grande es tu misericordia. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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