(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 20, Mateo 6:25–34)

MIRANDO A CRISTO CRUCIFICADO

Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así también tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

—Juan 3:14–15

En la conversación entre Nicodemo y Jesucristo el punto principal tiene que ver con la salvación de las personas. Jesucristo le dice a Nicodemo que para poder entrar al reino de los cielos es necesario nacer de nuevo. No le dice «tienes que nacer de nuevo» como si Nicodemo tuviera el poder de lograrlo por sí mismo. Sin embargo Nicodemo lo entiende así y pregunta acerca de cómo él podría hacerlo. Cristo le deja claro que el nuevo nacimiento es nacer de una nueva naturaleza y que eso era solo posible del mismo modo en el que Dios proveyó sanidad en el desierto usando una serpiente de bronce ¿Cómo así?

Dios mando a Moisés colocar una serpiente de bronce a manera de estandarte o bandera, es decir como una señal del favor de Dios. Así cuando alguien era picado por una serpiente venenosa si miraba hacia la serpiente de bronce quedaba de inmediato sano. La serpiente de bronce era solo un objeto de metal que no tenía ningún poder en sí misma. Sin embargo quien la miraba sabía que Dios quería sanarle y que puso esa señal para que le quede claro que esa es su voluntad. Al mirar la serpiente el enfermo recordaba la promesa de Dios y su confianza en la promesa divina era fortalecida de modo que quedaba sano. Con solo mirar, es decir, confiar, el milagro beneficiaba al enfermo. Cristo dice que del mismo modo, el sería levantado (en una cruz) para que todo aquél que en él confíe sea salvo. La cruz de Cristo es una señal que nos recuerda que la voluntad de Dios es salvarnos no condenarnos. Con solo ver la cruz, es decir confiar en la promesa de salvación ya somos salvos. Pero ¿Cómo ver la cruz si ya han pasado más de dos mil años y a estas alturas ni debe existir? Cristo nos dejó su cruz visible cuando instituyó el bautismo y la cena del Señor y cuando mandó a sus discípulos predicar el evangelio, pues a través de estos medios él nos da el perdón de los pecados que ganó por nosotros al ser colgado en una cruz. En gratitud vamos a querer hacer buen uso frecuente de los medios de gracia que nos dejó Cristo.

Oración:

Señor, por medio de tu santo cuerpo que fue entregado por mí y de tu preciosa sangre derramada para el perdón de mis pecados fortaléceme y guárdame en la verdadera fe para la vida eterna. Amén.

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