Skip to content

Meditación - 2022 abril 22

(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 19:1–16, Mateo 6:16–18)

JESÚS NO SE AVERGÜENZA DE LLAMARNOS HERMANOS

Tanto el que santifica como los que son santificados tienen un mismo origen, por lo cual Jesús no se avergüenza de llamarlos hermanos

—Hebreos 2:11

Gracias a los méritos de la vida justa de Cristo y de su muerte vicaria por nuestros pecados, los creyentes no solo somos trasladados del reino de las tinieblas al reino de Jesucristo, sino también somos incorporados en la familia de Dios con Cristo, como hijo mayor y heredero, nos reconoce y confiesa como hermanos suyos. ¿Tiene esto alguna aplicación práctica?

Jesús se hizo nuestro hermano, se hizo uno de nosotros en todos los aspectos, pero sin pecado. Esto significa que Jesús nos entiende, no sólo porque él es verdadero Dios y entiende todas las cosas, sino también porque él sintió lo que sentimos y experimentó lo que experimentamos. Cuando sentimos dolor, él sabe cómo nos afecta porque también lo sufrió. Él también sabe lo que es el cansancio (Juan 4:6). Y conoce el dolor que nos embarga cuando un ser amado se muere (Juan 11:33–35). Él fue abandonado, incluso traicionado, por sus amigos (Mateo 26:48, 49). Él fue rechazado por las mismas personas a quienes vino a ayudar. Incluso sabe lo que significa ser tentado, porque él también fue tentado (Hebreos 2:18). Cristo nos conoce por experiencia. Se compadece, y nos entiende, de tal modo que podemos decir: «Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado.» (Hebreos 4:15).

Ahora siendo sobre todos, sabemos que él gobierna sobre todas las cosas en el cielo y en la tierra. Pero también que por haber sido hombre y que, como tal, experimentó todo lo que nosotros experimentamos, por lo que se compadece de nosotros en nuestras debilidades y entiende todos nuestros problemas por lo cual confiamos que el gobierna el mundo y todas las cosas para el bienestar de sus creyentes y de su iglesia. Nada puede dañarnos ya que somos objetos de su amor infalible. Pues Cristo es nuestro Salvador, Consolador, Pastor, hermano, y amigo

Oración:

¡Oh Dios, Padre celestial!, fuente y origen de toda bondad, que misericordiosamente enviaste al mundo a tu Hijo unigénito, el Verbo encarnado: Te damos gracias porque en el bautismo, nos hiciste hijos tuyos y hermanos de Cristo. Por medio el evangelio anunciado y de la cena del Señor nos has dado perdón y paz gracias a sus méritos. Ahora, pues, te suplicamos que siempre dirijas nuestros corazones y nuestras mentes por tu Espíritu Santo, de modo que podamos servirte constantemente en gratitud a su sacrificio. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

Más Contenido

Meditación - 2019 julio 18

Ver Recursos

Servicio - 13 enero 2019

Ver Recursos

Meditación - 2020 enero 30

Ver Recursos

Meditación - 2020 enero 01

Ver Recursos