(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 14, Mateo 5:21–30)

LOS APÓSTOLES ADORAN A JESUCRISTO

Sucedió que, mientras los bendecía, se alejó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, entonces, lo adoraron y luego regresaron a Jerusalén con gran alegría.

—Lucas 24:51–52

Cuando Jesucristo se encarnó como ser humano dijo que él edificaría su iglesia. Hoy, por todo el planeta existen muchas iglesias que afirman ser la iglesia de Jesucristo Pero ¿Cuál de todas es la iglesia de Cristo?

Cuando Jesucristo dijo: «donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.» (Mateo 18:20), él estaba hablando acerca del por qué sus discípulos se reunirían como iglesia. La iglesia de Cristo no se reúne para escuchar al predicador de moda. Tampoco lo hace para cantar, como alabanzas a Dios, las canciones más populares del momento. Ni siquiera el noble deseo de organizar acciones de ayuda para los necesitados son el centro de la reunión cristiana.

Así como en el cielo los seres celestiales unidos a los creyentes, que esperan en sus espíritus la resurrección de los muertos, se reúnen en adoración en torno al Cordero de Dios «que fue inmolado desde el principio del mundo» (Apocalipsis 5:6-14; 13:8), de igual modo los creyentes, al reunirse, y tal como lo hizo el apóstol Pablo se han propuesto «no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado.» (1 Corintios 2:2) Por esto una genuina reunión cristiana es una reunión en torno a Cristo, convocada por él y para los propósitos designados por él. En otras palabras, esa reunión destaca por las señales que identifican la iglesia: La correcta administración de los sacramentos (que Cristo no solo instituyó sino que mandó a la iglesia hacer) y la predicación pura del evangelio (es decir sin confundirla con la ley moral). Los apóstoles celebraron estas reuniones desde aquél encuentro que tuvieron dos de ellos en el camino a Emaús cuando lo reconocieron en el partimiento del pan, y donde nosotros también lo encontramos en sus palabras que nos dicen: «para el perdón de tus pecados» En gratitud a la salvación vamos a querer unirnos a la iglesia que tenga esas señales.

Oración:

Señor, confieso que existe en la tierra un santo grupo reducido y una santa comunidad que se compone de puros santos, bajo una cabeza única que es Cristo, convocada por el Espíritu Santo, en una misma fe, estando unánimes en el amor, sin sectas, ni divisiones. Yo soy también parte y miembro de esta comunidad y participante de todos los bienes que tiene, llevado a ello por el Espíritu Santo e incorporado por el hecho de que escuché y continúo escuchando la palabra de Dios, la cual es el comienzo para ingresar en ella. Amén.

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