(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 9:18–29, Mateo 4:18–25)

TODAS LAS COSAS SUBSISTEN EN CRISTO

Y él es antes que todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.

—Colosenses 1:17

Los niños de mi época solíamos disfrutar del gran placer y experiencia de poder fabricar nuestros propios juguetes: Bastaba una tabla plana en la que sujetábamos dos vigas, una al delante y otra detrás, en cuyos extremos adherimos rodamientos a manera de ruedas para tener el mejor coche de carreras que se desplazaba impulsado por la fuerza de gravedad sin necesidad de motor ni combustible, esos coches se movían por su propio peso. Mucha gente se imagina que la Creación es similar. Que después que Dios hizo todas las cosas las dejó que funcionaran automáticamente. Pero la Biblia enseña algo totalmente diferente. ¿Qué?

Según la Escritura, Cristo participa activamente en cada cosa que sucede en la creación. No solo creó la luz, sino que ésta todavía sigue iluminando solo gracias a la intervención divina del Dios, el Hijo. Es más, no cae una sola hoja al suelo sin que él haya intervenido. Sí, Cristo realmente gobierna el universo entero de tal manera que nada sucede sin él. Como está escrito: «todas las cosas en él subsisten» y, «sostiene todas las cosas con su palabra poderosa.» (Hebreos 1:3). Así como al principio cuando fue creada la luz Dios examinó la luz y vio que la luz era buena, de igual modo ahora esa misma creación es buena, no porque funcione bien o sea buena en sí misma sino porque el que la mantiene en existencia, es bueno.

Pero Cristo, no solo sostiene la creación, Él también sostiene la vida espiritual de los creyentes. Él nos hizo nacer de la palabra y nos mantiene vivos espiritualmente con el mismo poder de su palabra. Es esa misma palabra la que nos limpia de todo pecado y la que nos mueve a vivir vidas santas. Él ha instituido el bautismo, la cena del Señor y la predicación del evangelio como la palabra que nos mantiene firmes y vivos en la fe. En gratitud vamos a querer apreciar, ser fortalecidos y alimentarnos de las palabras del evangelio, el poder de Dios para salvación.

Oración:

SEÑOR, creo que Jesucristo, verdadero Dios, engendrado del Padre en la eternidad, y también verdadero hombre, nacido de la virgen María, es mi Señor. Que me ha redimido a mí, criatura perdida y condenada, me ha rescatado y librado de todos los pecados, de la muerte y del poder del diablo, no con oro ni con plata, sino con su santa y preciosa sangre y con su inocente pasión y muerte. Y todo esto lo hizo para que yo sea suyo y viva bajo él en su reino y lo sirva en justicia, inocencia y bienaventuranza eternas, así como él, resucitado de entre los muertos, vive y reina eternamente. Amén.

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