(Lectura de la Biblia en tres años: Génesis 9:1–17, Mateo 4:12–17)

CRISTO ES LA IMAGEN DEL DIOS INVISIBLE

Cristo es el Hijo de Dios, y existe desde antes de la creación del mundo; él es la imagen del Dios que no podemos ver. Por medio de él, Dios creó todo lo que hay en el cielo y en la tierra, lo que puede verse y lo que no se puede ver, y también los espíritus poderosos que tienen dominio y autoridad. En pocas palabras: Dios creó todo por medio de Cristo y para Cristo.

—Colosenses 1:15–16, Traducción en Lenguaje Actual

Como ya vimos en una meditación anterior no es posible conocer ni tener una relación personal con Dios aparte de Cristo. Esto es porque Cristo es lo visible de Dios.

Cristo, es Dios el Hijo. Es la segunda persona de la Santísima Trinidad. Cómo hijo unigénito tiene una relación íntima y especial con el Padre. Dios el Padre quiere tener una relación real, íntima, y personal con cada ser humano que llegue a existir. Pero esa relación solo puede darse en Jesucristo y por medio de él. Es Jesucristo el único por quién es posible establecer una relación genuina con Dios.

Cuando Jesucristo vino a la tierra las personas podían tener una relación con él en términos humanos. Podían hablar, reír, llorar con él y así conocer al Padre. Ahora ya no es así. En el pasado los profetas de Israel conocieron las cosas de Dios mediante revelaciones recibidas en sueños y visiones pues su relación con Dios estaba restringida a esa realidad. En el cristianismo, después de la resurrección de Jesucristo ya no lo conocemos en la carne sino en el espíritu, Dios quiere ser adorado en Espíritu y verdad. Por eso una verdadera relación con Dios a través de Jesucristo siempre implica e incluye la palabra. Nuestra actual relación y comunión con Cristo es la que tengamos con su palabra tal como lo explica el apóstol Juan: «Esta vida se manifestó. Nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella, y les anunciamos a ustedes la vida eterna que estaba con el Padre y que se nos ha manifestado. Les anunciamos lo que hemos visto y oído, para que también ustedes tengan comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.» (1 Juan 1:2-3) Cristo nos ofrece comunión con Dios mediante los medios de gracia: el evangelio y los sacramentos del bautismo y cena del Señor gracias a sus méritos. En gratitud vamos a querer apreciar estos dones del Señor haciendo buen uso de ellos.

Oración:

Señor, hay mucho que quiero conocer. Pero lo más importante ya me fue revelado gracias a tu amor y misericordia: Que somos salvos únicamente por los méritos de tu Hijo y no por los nuestros. Concédeme, Señor, el querer mantener mi mirada en ti y en tu obra redentora, de manera que la gratitud me mueva a compartir el evangelio a los que no te conocen.

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