(Lectura de la Biblia en tres años: Isaías 45:1–19, Colosenses 3:18–25)

LA CATARSIS BÍBLICA

Vale más llorar que reír; pues entristece el rostro, pero le hace bien al corazón.

—Eclesiastés 7:3

¿Cómo puede ser que el rostro triste haga bien al corazón? Parece que Salomón no tendría razón con esta premisa. ¿Es así?

Los antiguos griegos creían que la tristeza tenía el efecto de purificar las emociones humanas. Por esta razón estimulaban la literatura y artes que produzcan tristeza como por ejemplo las tragedias. A este efecto llamaban catarsis. Pero Salomón no está tratando aquí de catarsis. Entonces ¿de qué

Muchas son las personas que se han preguntado por qué Dios ha permitido que la pandemia haya hecho de nuestro planeta un lugar lúgubre lleno de tristeza y dolor y que eso no resulte en nada bueno. Sin embargo la Biblia enseña que la tristeza puede ser buena ¿cómo así? Lo que la mayoría ha olvidado es que nuestro mundo ya era un lugar triste mucho antes de la pandemia. Solo que debido a la intensa actividad de nuestra época nos habíamos vuelto ciegos ante esa realidad. Por ejemplo, la pandemia resultó en la muerte de muchas personas, pero es importante recordar que todas esas personas igual iban a morir y su muerte siempre será igual de dolorosa. La diferencia radica en que los demás no hubieron reflexionado en eso tal como ahora lo hicieron. Por esto el sufrimiento es importante pues nos ayuda a tener la perspectiva correcta de las cosas. El sufrimiento nos recuerda que el ser humanos ha caído de la gloria eterna por el pecado y que le espera la eterna ira divina en el infierno. Sin embargo Dios no quiere que suframos por siempre. Lo demostró al enviar a Cristo para obedecer en lugar nuestro y recibir el castigo para salvarnos.

Oración:

Señor, confieso que me es difícil apreciar el dolor y el sufrimiento como algo positivo que forma parte de mi crecimiento espiritual. Concédeme la preparación necesaria para poder comprender en su medida real y poder apreciar los momentos de dolor que se presenten en mi vida, con la convicción de que como dice tu Palabra: «el sufrimiento produce perseverancia». Amén. (Romanos 5:3)

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