(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 5:15–31, 1 Timoteo 1:1–11)

LA GUERRA DEL AGUA

Pero intencionalmente olvidan que desde tiempos antiguos, por la palabra de Dios, existía el cielo y también la tierra, que surgió del agua y mediante el agua. Por la palabra y el agua, el mundo de aquel entonces pereció inundado. Y ahora, por esa misma palabra, el cielo y la tierra están guardados para el fuego, reservados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos.

—2 Pedro 3:5–7

Hace más de una década circulan en las redes vídeos, audios, textos, estudios y sin fin de documentos que argumentan que nuestro planeta está al borde del colapso. Uno de estas presentaciones alarmistas informaba que el 2030 se acabaría el agua potable y que por esa causa las guerras serían por el agua, Que le precederían por intensas y áridas sequías debido al calentamiento global. ´todo eso no es otra cosa que alarmismo mundial interesado ¿Con cuál propósito?

La Biblia nos enseña que Satanás es quien está detrás del escenario mundial. Su principal interés es tener a la humanidad sujeta bajo sus engaños a fin de alejarla de la noticia de la salvación gratuita provista por los méritos de Jesucristo y cómo ellos nos ponen en buena relación con Dios. Es verdad que el fin del mundo llegará. Pero no vendrá gradualmente con un calentamiento largo o una era de hielo larga que acabe con la humanidad. Tal como Pedro lo enseñó: «Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. En aquel día los cielos desaparecerán con un estruendo espantoso, los elementos serán destruidos por el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, será quemada.». Y aunque la descripción es horrorosa, para los creyentes es una buena noticia pues ese día iremos al cielo y el fuego no nos alcanzará.

Pero, ¿Tienen que perderse los demás? No. Por el contrario, como está escrito: «El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan.» (2 Pedro 3:9,10) Cristo ya hizo todo lo necesario para nuestra salvación y no permitirá que suceda ningún desastre aparte de los ya anunciados por la Escritura. E incluso los que sí vienen tienen el propósito, no de destruir la tierra, sino solamente de recordarnos el juicio venidero.

Nada tenemos que hacer para ser salvados pues Cristo ya lo hizo todo. En gratitud vamos a querer meditar y poner por obra las palabras de San Pedro: «Ya que todo será destruido de esa manera, ¿no deberían vivir ustedes como Dios manda, siguiendo una conducta intachable y esperando ansiosamente la venida del día de Dios?». (2 Pedro 3:11-–13).

Oración:

Señor, por tu evangelio en los medios de gracia concédeme que el último día, yo sea encontrado lleno de frutos que proceden de la fe agradecida. Amén.

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