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Meditación - 2021 octubre 9

(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 17:1–18, 1 Timoteo 6:11–21)

¿Quién le dijo que muriera por mí?

La Palabra de Dios: “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”

(Proverbios 28:13).

En una de las clases de Academia Cristo por la red digital WhatsApp, el pastor Frank Cossio nos hacía una anécdota: una señora gritaba: “¡Cristo murió por ti, Cristo murió por ti!” Entonces, un señor le respondió: —pero, ¿quién le dijo que muriera por mí?” Ese breve pasaje de la vida secular encierra una gran enseñanza para los cristianos, para aquellos que aman a Dios y creen en la Salvación de Cristo Jesús. Sucede que el fracaso de muchos cristianos radica en que no fueron humildes para reconocer sus debilidades, nunca confesaron sus pecados, y nunca fueron confrontados, es decir, no se veían en el espejo de la ley.

Nada ni nadie debería ser una razón o motivo para que no confesemos nuestros pensamientos, palabras y obras pecaminosas ante nuestro amado Señor o nuestros hermanos. ¿Cuántas veces usted ha confesado: “Yo soy pecador”? A veces, nos olvidamos de ello y eso nos puede llevar a una vida que creemos correcta cuando realmente somos cómplices de hábitos, modas o estilos de vida que no agradan a Dios. Nuestra vida cristiana está llena de frutos cuando vamos a Cristo, nuestro Salvador, en total arrepentimiento dejando que su gracia y enseñanzas nos modifique hacia un nuevo ser. Es necesario que sepamos qué Cristo murió por nosotros, no porque somos buenos. Todo lo contrario, merecemos la muerte eterna. Pero Dios, en su infinito amor, nos salvó por medio de Jesús.

A veces, cuando pensamos que no tenemos problemas con algún pecado, debemos conocer siempre que somos muy vulnerables si nos descuidamos. Debemos dar tratamiento a esos pecados ocultos en nuestras vidas, porque aunque los escondamos, siempre Dios los ve. Esos pecados ocultos pueden alejarnos de Dios. Debemos reconocer nuestros pecado y luego, en arrepentimiento, mirar a Jesús, nuestra Salvación. Así podremos gritar como la señora de la anécdota, pero correctamente: ¡Merecías la muerte pero Cristo murió por ti!

Oración:

Padre celestial, te doy gracias por enseñarme con el espejo de la ley mis pecado, y por regalarme perdón y vida eterna en Cristo Jesús . Amén

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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