(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 34, Hebreos 1:1–4)

Como raíces de bambú

La Palabra de Dios: El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron...Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga.

Lucas 8:5, 8

En mi ciudad, hay un lugar llamado El Cornito. Allí existe una gran cantidad de poblaciones de bambú, una planta muy alta y hermosa. Hay algo muy curioso que sucede con el bambú: siembras la semilla, las abonas, y las riegas constantemente. Durante los primeros meses no germinan sus semillas. En realidad, no hay nada con la semilla durante los primeros siete años. Sin embargo, durante el séptimo año, crece en seis semanas ¡más de 30 metros! En realidad tomó siete años para que sus raíces crecieran y tomaran fortaleza para que pudieran sostener su gran crecimiento.

Como cristianos, debemos llevar el mensaje de Dios a todas las naciones puesto que Cristo vive, y con ello nos dio vida cuando el diablo intentaba apoderarse de nuestra alma.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchos queremos encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin sentido. El éxito de predicar el evangelio de Jesús es simplemente resultado del crecimiento interno que tenemos que se requiere, a través del tiempo, de la plena confianza en Dios y la guía y fortaleza del Espíritu Santo. No basta con decirle al prójimo "Dios te ama", es necesario hacerlo como las raíces del bambú: asentar el mensaje de Cristo para que eche raíces para que germine al fin con la luz nueva de nuestro amante Salvador Jesús. A veces nos entristecemos porque no vemos el cambio en nuestro prójimo o porque las personas nos rechazan o se muestran indiferentes ante el mensaje de Dios. Pero no podemos rendirnos, el evangelio da vida, y no podemos nunca permitir que el agotamiento nos impida regalar el mensaje de vida. Cada persona es como una semilla de bambú. Oremos para que todos crezcan con raíces en la verdadera fe en Cristo Jesús.

Oración:

Padre celestial, ayúdame a no apresurarme para que, poco a poco, pueda ver el fruto del evangelio que comparto con mi prójimo. Amén

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