(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 23:1–8, 2 Timoteo 2:20–26)

Con los pobres de mi tierra

La Palabra de Dios: “Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis”

(Marcos 14:7)

José Martí fue un gran escritor y revolucionario cubano. En unos de sus versos sencillos dice “Con los pobres de mi tierra //Quiero yo mi suerte echar…”, hermosas palabras ¿verdad? Ciertamente deberíamos preguntarnos cuántas veces hemos actuado así, aún cuando lo hayamos pensado y expresado. Hoy, en un mundo desequilibrado a causa de las guerras, las enfermedades, las divisiones, la desigualdad, la lucha de poderes y el creciente aumento de las consecuencias del pecado, es difícil encontrar actos de amor y sobre todo de verdadero amor.

Tomemos nuestra Biblia, Palabra de Dios, y busquemos y leamos el pasaje bíblico que se encuentra en el evangelio según San Marcos en su capítulo número 14 y los verso del 3 al 7. Aquí Jesús nos enseña varias cosas, pero quisiera detenerme en el versículo 7. ¿A qué se refería nuestro Salvador? Jesús claramente regresa nuevamente a ese llamado de “ama al prójimo como a ti mismo.” Debemos ayudar a todo aquel que lo necesite, porque eso nos enseñó nuestro Salvador quien nunca nos abandonará sino que estará allí para ayudarnos precisamente a hacer el bien. El bien que hacemos es solo por el poder del evangelio.

Hacer el bien proporcionará felicidad a los cristianos. Hagamos el bien confiando en Jesús porque fue su entrega total la que nos libró de la de muerte eterna. El vino a liberar a los pobres: a los pobres de espíritu, a los pobres de libertad, a los pobres de amor, a los pobres de felicidad, lo que, para nada, tiene que ver si tenemos mayor o menor riquezas materiales. Jesús de Nazaret vino a regalar vida eterna a todo aquel que en Él creyera.

Oración:

Padre celestial, te damos las gracias por enviarnos a Jesús para regalarnos vida eterna y librarnos del pecado. Ayúdanos a confiar en su mensaje y nunca dudar en compartirlo, para que todo aquel que se sienta pobre de Salvación conozca el mensaje de tu Hijo, nuestro Salvador. Amén

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