
Meditación - 2021 octubre 10
(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 17:19–18:17, 2 Timoteo 1:1–8)
El grano de mostaza
La Palabra de Dios: Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.
(Mateo 13:31-32)
Con la parábola del grano de mostaza, Jesús nos quiere enseñar que es grande y sorprendente el crecimiento de personas que han creído el mensaje del reino de Dios. En su época, y en la nuestra, los que escuchamos y creemos ese mensaje de Salvación somos como granos de mostaza. Pero usted se preguntará, ¿un grano de mostaza? Es verdad, es diminuto, pero resulta que produce una planta que puede alcanzar una altura de 3 a 5 metros (10 a 15 pies) y llegar a tener ramas fuertes. Es por ello, que cuando crece este grano de mostaza, es decir la iglesia cristiana, el árbol crece y extiende sus ramas, y el evangelio de Jesús llega a más personas, depositándolo en nuevos granos de mostaza.
En segundo lugar, esta parábola enseña la protección que recibimos los cristianos, es decir, los granos de mostaza. Jesús dice que las aves del cielo hallan refugio bajo la sombra del árbol, es decir, del Reino de Dios. Estas aves no representan a los enemigos que intentan comerse las semillas. Las aves representan corazones creyentes que buscan morada en la casa de Dios. Tales personas ya están recibiendo protección de Dios y, al morir, la vida eterna en el cielo.
Jesús nos anima a seguir cultivando las buenas noticias entre las personas que aún no la conocen o que no reconocen sus pecados. Debemos compartir con ellos que hay esperanza en Jesús. Somos bendecidos por el Señor, en gratitud, seamos como el grano de mostaza que a su debido tiempo, se convierte en árbol. Tampoco no nos preocupemos tanto por cosas materiales y sin sentido, porque siempre Dios estará como un árbol, frondoso, dispuesto a darnos sustento y descanso bajo su manto sagrado.
Oración:
Padre celestial, gracias por tu Misericordia y porque nunca abandonas a ninguno de tus hijos, te pido que me ayudes a seguir sumando más almas a tu reino. En el nombre de Jesús, lo pido. Amén
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