(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 39:1–40:12, Hebreos 3:7–11)

LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO

Y así como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio, también Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.

—Hebreos 9:27

¿De qué ha servido el sacrificio de Cristo? La gente de Israel que vivió en tiempos del ministerio terrenal de Cristo esperaba la llegada del Mesías (el Cristo) con la expectativa de que él sería un rey que gobierne todo el planeta por mil años. Muchos quedaron muy decepcionados cuando vieron que fue arrestado, juzgado, condenado a muerte, crucificado, muerto y sepultado. Muchas veces tanto por su enseñanza directa como por las parábolas (ilustraciones didácticas) le dijo claramente que él nunca sería rey en la tierra porque su reino no es de este mundo. ¿Por qué para los discípulos como para las demás personas fue difícil aceptar la verdad?

En su primera venida, Cristo vino al mundo para salvar a la humanidad caída de su condenación eterna. No vino para ser un rey durante mil años. Hoy hay quienes creen que en su segunda venida vendrá para ser ese rey del mundo que gobierne mil años en Jerusalén. Quienes esperan eso, creen en un dios de poder que establece su reino soberanamente por medio de la fuerza y el castigo. Para ellos es muy importante la doctrina de la soberanía de Dios y su omnipotencia. Necesitan un dios poderoso que haga portentos y solucione los problemas de las personas. Necesitan al dios de los milagros y revelaciones. Pero el principal interés de Cristo no es enseñar que Dios es sabio y todopoderoso. Por el contrario, ellos esperan ver obrar milagros para que Cristo sea conocido como un soluciona problemas gratuito. Pero Cristo vino para dar su vida por nuestro rescate y retorna para otorgar la salvación a los que lo esperan. Creer o enseñar otra cosa es una gran falta de gratitud a la obra de Cristo, un pecado por el que merecemos padecer la ira eterna de Dios en el infierno. Es gracias a los méritos de Cristo que hemos sido perdonados. En gratitud vamos a querer pensar y hablar de Cristo conforme la Biblia habla de él y no conforme nuestra opinión personal.

Oración:

Amado Padre, tu gracia se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Concédeme que ese día se encontrado yo lleno de frutos de justicia y arrepentimiento. Amén.

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