
Meditación - 2021 noviembre 21
(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 52:12–34, Hebreos 9:14–22)
LAS GRACIAS EN LA ÚLTIMA CENA.
Después tomó una copa, dio gracias y se la dio a ellos, y todos bebieron de ella.
—Marcos 14:23
Las comidas usualmente son momentos de encuentro y de dialogo. Tanto el anfitrión como los comensales procuran mantener un ambiente de armonía y cordialidad entre todos los presentes. Una comida en la que suceden desavenencias será desagradable y logrará muy malos recuerdos que dañan mucho más que si hubieran ocurrido en otras circunstancias. Por eso lo que auspicia una comida son muy cuidadosos a la hora de seleccionar a los invitados. Los conflictos, definitivamente no son buenos para el estómago. Es costumbre dar gracias a los anfitriones e incluso a los que prepararon las comidas en reconocimiento del cuidado ejercido en la preparación de la comida. En el texto de la meditación de hoy, Jesús da gracias por los alimentos ¿A quién da las gracias?
Según la costumbre judía, el que preside una comida toma el pan y dice: «Bendito seas tú, Señor, Dios nuestro, rey del universo, que produces el pan de la tierra.» Los demás responden: «Amén.» Luego parte el pan y lo distribuye. Jesús hizo esto tanto con el pan como por el vino tal como por mucho tiempo la habían hecho los judíos. En base a esto es fácil concluir que estaba orando en gratitud por los alimentos que habían de ser servidos junto con el pan y el vino que formaban parte de la ya tradicional cena de Pascua. Pero este agradecimiento no es solo por el pan y el vino que son alimentos naturales. Cristo da las gracias también por el alimento espiritual que existe en la santa cena. Este alimento espiritual es suministrado por Cristo cuando dice «esto es mi cuerpo» y «esta es mi sangre» pues al comer el pan y beber el vino junto son esos alimentos también participamos del alimento espiritual entrando en comunión con el cuerpo y la sangre de Cristo (1 Corintios 10:16–17). Los seres humanos necesitamos el alimento espiritual mucho más que el alimento material, tal como está escrito: «Te afligió, te hizo pasar hambre y te sustentó con maná, comida que ni tú ni tus padres habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.» (Deuteronomio 8:3) En gratitud a lo que la cena del Señor anuncia respecto a Cristo: que su cuerpo y sangre fueron dados para nuestra salvación, vamos a querer participar frecuentemente en la cena del Señor.
Oración:
Señor, gracias a los méritos de tu Hijo Jesucristo, en el bautismo por el poder del evangelio me diste perdón de pecados, un nuevo nacimiento, vida eterna, el don de la fe, un nuevo espíritu y tu Espíritu Santo, sin que yo lo merezca. Solo puedo decirte gracias por tanto amor. Amén.
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